Una vez han sido completadas las cuatro casillas, el juego cambia:
1. Un jugador puede colocar una ficha en una casilla vacÃa sólo si es adyacente a una ficha del contrario y está en lÃnea con una ficha propia, verticalmente, horizontalmente o diagonalmente. Las fichas "esposadas" de esta manera son vueltas boca abajo y pasan a manos del contrario.
2. Cuando una ficha ha sido emplazada, ya no se moverá de su casilla, pero puede ser volteada varias veces, según un jugador u otro la reclame.
3 .Si jugando una ficha cierra las esposas en dos lÃneas de fichas contrarias, ambas fichas dan la vuelta. En la ilustración siguiente, la corona cierra dos hileras, una vertical y otra en diagonal. Por tanto, las estrellas que aprisiona son volteadas.
La excepción a esta regla son las cuatro casillas de las esquinas son territorio privilegiado: una ficha colocada allà nunca puede ser pasada y volteada. Por tanto, son estables y pueden usarse como clave en la batalla por la posesión de la parte externa del tablero largas diagonales. Es preferible dejar de capturar fichas si se puede seguir la esquina.
La posición suele ser más importante que el número de fichas que uno tiene emplazadas en el tablero, sobre todo al principio del juego.
Al final del juego, las fichas deben ser colocadas de manera que uno pueda voltear lÃneas lo más largas posibles.
Se puede caer en el error de capturar todas las fichas posibles en cada turno. Sin embargo, el resultado no reporta posiciones tuertes, sino largos perÃodos sin posibilidad de tirar. Los partidarios de utilizar las estrategias de capturar el máximo número de fichas en cada turno frecuentemente se encuentran con que, al final del juego, no pueden efectuar buenos movimientos, ya que cuantas más fichas tiene uno ubicadas sobre el tablero, menos opciones posee de voltear las fichas del oponente. Inevitablemente, estos jugadores se ven forzados a realizar movimientos pobres, permitiendo a su contrario conseguir buenas jugadas.