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La disección del cuerpo humano en la Edad Media reveló que glándulas como el hÃgado poseÃan unos conductos de forma tubular por donde vertÃan sus secreciones en el intestino, pero no se lograron identificar conductos semejantes en otras glándulas. En 1902, William Maddock Bayliss y Ernest Henry Starling, de la Universidad de Londres, demostraron que estas glándulas sin conductos vertÃan sus secreciones directamente en el torrente circulatorio. Denominaron secretina a la primera de estas hormonas, que se forma en el intestino y llega hasta el páncreas a través de la sangre.
Entre las hormonas descubiertas posteriormente figuran la insulina, que regula la cantidad de azúcar en la sangre, y la adrenalina, que acelera el ritmo cardiaco en caso de necesidad. Hoy es posible el tratamiento de enfermedades como la diabetes, causadas por afecciones de las glándulas endocrinas.