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deslumbrando a los bobos, que serán sus secuaces,
y acallando la grita de los puros y audaces.
(Mi aporreado maestro no hubiera permitido
que mease en su celada ningún recién parido.)
Los yangüeses de marras, prontos en sus desmanes,
cuidan yeguas ajenas y se llaman rufianes.
A la justicia -¡pobre reina Micomicona!-cualquiera Malambruno le hürta la corona. Los andantes del día, se salen del camino si ven a la distancia las aspas de un
molino;
aunque hoy poco valdrían los hidalgos gentiles fuertes perseguidores de pícaros y viles, pues doncellas y viudas hallan amparo en
esos burdeles de oratoria con nombre de Congresos -
-Muy semejante a aquello -quizás en lo
aromado-que cuando los batanes hizo Sancho apremiado
por urgencias mayores, en situación bien crítica,
hay aquí cierta cosa que se dice política. Los gobernantes gozan de mil prebendas diarias
y se rascan y comen en estas Baratarias,
porque en pos del misterio de los grandes destinos nadie baja a la honda cueva de
Montesinos.
- IV -
En fin... quietos curiosos: malicio que ya es mucha peroración, y acaso me merezca una ducha del jayán enfermero cuidador de mis
males,
-en verdad que me ahorquen si yo sé de los tales-y peor es meneallo. Con que... buenos
señores hasta... que os permitan mis doctos curadores
nuevas sutiles burlas, si no tenéis reparo
de oír, en horas de ocios, a este caso tan raro que dos, únicamente, la humanidad ha
visto,
Y ellos no fueron otros que Don Quijote y