El cordero de Isaias (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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CANDACES Doris ¿qué triste canción 1065 es esa?
DAMA 1ª Una que leí en un libro tuyo.
CANDACES Di, ¿qué libro?
DAMA 1ª Lamentación se llama, de Jeremías.
CANDACES Algo me da que pensar 1070 que le moviera a llorar en todas sus profecías ruinas de Jerusalén.
DAMA 2ª Como sus cautividades fueron en varias edades, 1075 sería alguna de ellas quien a llorarla le obligó.
CANDACES Dices bien; pero ahora aquí acordármelas a mí no acaso parece.
DAMA 2ª No 1080 tus melancolías, señora, te persuadan a que pudo ser más que acaso.
CANDACES No dudo que sea así; mas ¿quién ignora que un abismo a otro se llama? 1085 Y como siempre el que viene es donde dispuesta tiene la imaginación la llama de su más vivo cuidado; y el que a mí me aflige es 1090 no haber sabido, después que fue Behomud enviado a Jerusalén, de mí, ¿qué mucho que oyendo ahora de Jerusalén, Lidora, 1095 ruinas, dél me acuerde? Y si un aviso a otro adelanto, el tiempo en que le envié, el de aquel eclipse fue, de cuyo horroroso espanto 1100 la Fama, que siempre dio más nuevas del mal que el bien, cuenta que en Jerusalén el terremoto empezó: terremoto, sacrificio, 1105 Jerusalén, destruición, Behomud y lamentación, todo ha revuelto en mi juicio un caos de confusiones; pero para que no crean 1110 que agüeros para mí sean sagradas lamentaciones, proseguid sus profecías. ¡Inmenso Dios de Jehová, o luz o acierto me da, 1115 para que las ansias mías descansen, sabiendo que la me da de mi tributo logró el religioso fruto del símbolo de la fe! 1120 Vuelva, pues, Behomud con bien, que pendiente el alma está hasta saber qué le habrá pasado en Jerusalén.

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