Página 50 de 62
y tan lejos de la mía.
Pero, ¿qué es esto? Parece
que a esta parte alguna puerta
abren. Sí, y ha entrado gente.
Sale COSME
COSME: Gracias a Dios, que esta noche
entrar podré libremente
en mi aposento sin miedo,
aunque sin luz salga y entre.
Porque el duende, mi señor,
puesto que a mi amo tiene,
¿para qué me quiere a mí?
Pero para algo me quiere.
Topa con don MANUEL
¿Quién va? ¿Quién es?
MANUEL: Calle, digo.
¿Quién quiera que es, si no quiere
que le mate a puñaladas?
COSME: No hablaré más que un pariente
pobre en la casa del rico.
MANUEL: (Crïado sin duda es éste Aparte
que a caso ha entrado hasta aquí.
De él informarme conviene
dónde estoy.) Di, ¿qué casa
es ésta) ¿Y qué dueño tiene?
COSME: Señor, el dueño y la casa
son el diablo que me lleve,
porque aquí vive una dama
que llaman la dama duende
que es un demonio en figura
de mujer.
MANUEL: Y tú, ¿quién eres?
COSME: Soy un fámulo o crïado.
Soy un súbdito, un sirviente,
que sin qué ni para qué
estos encantos padece.
MANUEL: ¿Y quién es tu amo?
COSME: Es
un loco, un impertinente.
un tonto, un simple, un menguado,
que por tal dama se pierde.
MANUEL: ¿Y es su nombre?
COSME: Don Manuel
Enríquez.
MANUEL: ¡Jesús, mil veces!
COSME: Yo, Cosme Catiboratos
me llamo.
MANUEL: Cosme, ¿tú eres?
Pues, ¿Cómo has entrado aquí?
Tu señor soy. Dime, ¿vienes
siguiéndome tras la silla?
¿Entraste tras mí a esconderte
también en este aposento?
COSME: Lindo desenfado es ése.
Dime, ¿cómo estás aquí?
¿No te fuiste muy valiente
solo donde te esperaban?
Pues, ¿cómo tan presto vuelves?
¿Y cómo, en fin, has entrado