Mucho ruido y pocas nueces (William Shakespeare) Libros Clásicos

Página 31 de 57


VERGES.-Siempre habéis pasado por hombre misericordioso, compañero.
DOGBERRY.-A decir verdad, no quisiera voluntariamente ahorcar a un perro; mucho menos a un hombre que no tiene honradez alguna.
VERGES.-Si oyerais gritar a un niño en la noche, debéis llamar a la nodriza y ordenarla que le haga callar.
GUARDIA SEGUNDO.-¿Y si la nodriza está durmiendo y no quiere oírnos?
DOGBERRY.-Pues entonces marchaos en paz y dejad que el niño la despierte con sus chillidos, pues la oveja que no atiende al cordero cuando bala, no responderá al ternero cuando muja.
VERGES.-Es muy cierto.
DOGBERRY.-He aquí el fin de la consigna. Vos, alguacil, representáis al mismo príncipe en persona. Si tropezáis con él de noche, podéis detenerle.
VERGES.-No, por la Virgen; yo creo que no puede. DOGBERRY.-Apuesto cinco chelines contra uno, con cualquiera que conozca los estatutos, a que puede detenerle. Claro está, ¡pardiez!, que no ha de ser sin la anuencia del príncipe, porque, en verdad, la ronda no debe ofender a nadie, y es ofensa detener a un hombre contra su voluntad.
VERGES.-Por la Virgen, que ésa es mi opinión.
DOGBERRY.-¡Ja, ja, ja! Vaya, maeses, buenas noches. Si ocurre algo grave,

llamadme a mí. Guardad el secreto de vuestros camaradas y los vuestros
propios, y buenas noches. Vamos, vecino.
GUARDIA SEGUNDO.-Conque, maeses, ya habéis oído la consigna. Vamos a

sentarnos en el poyo de la iglesia hasta las dos, y después a la cama.
DOGBERRY.-Una palabra más, honrados vecinos. Os ruego que rondéis la
puerta del signior Leonato, pues celebrándose allí boda mañana, hay gran bullicio
esta noche. Adiós; estad «vigitantes», os suplico. (Salen DOGBERRY y

VERGES.)
Entran BORACHIO y CONRADO.
BORACHIO.-¡Qué hay! ¡Conrado!
GUARDIA PRIMERO.-(Aparte.) ¡Silencio! ¡No os mováis!
BORACHIO.-¡Conrado, digo!
CONRADO.-Aquí estoy, hombre, pegado a tu codo.
BORACHIO.-Por la misa, y que sentí comezón en él. Pensé que iba a salirme

un compañero sarnoso.

CONRADO.-Ya te contestaré de manera adecuada a eso; y ahora, prosigue con
tu relato.
BORACHIO.-Apártate aprisa bajo este cobertizo, que empieza a lloviznar, y,

como un verdadero borracho, te lo contaré todo. GUARDIA PRIMERO.-(Aparte.) Alguna traición, maeses. No os mováis aún. BORACHIO.-Has de saber, pues, que he obtenido mil ducados de don Juan. CONRADO.-¿Es posible que infamia alguna se venda tan cara?
BORACHIO.-Mejor harías en preguntar si es posible que infame alguno sea tan rico; pero cuando los infames ricos tienen necesidad de los infames pobres, los pobres pueden reclamar el precio que quieran.

Página 31 de 57
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:




Diccionario: