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GRAHAM.- ¿A una mujer que no me correspondiese?
¡Oh, toda la vida!
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OSCAR WILDE
DUMBY.- Como yo. Pero ¡es tan difícil encontrarla!
LORD DARLINGTON.- ¿Cómo podrás ser tan
presuntuoso, Dumby?
DUMBY.- Te aseguro que no lo digo por presunción.
Lo digo con pena. El caso es que me han querido
ciegamente, locamente. Y lo deploro. No sabes
lo molesto que ha sido. A mí me gusta, de cuando
en cuando, tener algún tiempo libre.
AUGUSTO.- ¿Para educarte, sin duda?
DUMBY.- No, para olvidar lo aprendido. Que es
mucho más importante, querido Tuppy.
LORD DARLINGTON.- ¡Qué partida de cínicos
sois!
GRAHAM.- ¿Y qué es un cínico?
LORD DARLINGTON.- Un hombre que conoce
el precio de todo y el valor de nada.
GRAHAM.- Y un sentimental, mi querido Darlington,
es un hombre que atribuye a todas las cosas un
valor absurdo y no conoce el precio fijo de ninguna.
LORD DARLINGTON.- ¡Qué divertido eres,
Cecilio! Hablas como un hombre de experiencia.
(Acercándose a la chimenea.)
GRAHAM.- Y lo soy.
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EL ABANICO DE LADY WINDERMERE
LORD DARLINGTON. -¡Eres todavía
demasiado joven!
GRAHAM.- ¡Gran error! La experiencia es una
cuestión de intuición de la vida. Yo la tengo. Tuppy,
en cambio, no la tiene. Experiencia es el nombre
que da Tuppy a sus errores. Eso es todo. (LORD
AUGUSTO lanza en torno suyo una mirada de indignación.)
DUMBY. - Experiencia llama todo el mundo a su
errores.
GRAHAM. - (De espaldas a la chimenea.) ¡Lástima que
se tengan que cometer! (En este momento echa de ver el
abanico de LADY WINDERMERE sobre el sofá.)
DUMBY.- La vida sería muy aburrida sin ellos.
GRAHAM.-Con que quedamos en que estás
enamorado de una mujer honrada y, como es
natural le guardas fidelidad absoluta. ¿No es eso,
Darlington?
LORD DARLINGTON. - Cuando uno está
enamorado de una mujer, todas las demás mujeres