Página 48 de 56
Ludovico Enio soy.
Vengo a entrar en esta cueva
donde, si hay satisfación 2700
a tantas culpas, lo sea
su penitencia. Yo estoy
absuelto, ya que el obispo
de Hibernia me confesó,
e informado de mi intento, 2705
con agrado y con amor,
me consoló, y para ti
aquestas cartas me dio.
Can. 1º. No se toma en sólo un día
tan gran determinación, 2710
Ludovico, que estas cosas
muy para pensadas son.
Estad aquí algunos días
huésped, y después los dos
lo veremos más despacio. 2715
Ludovico. No, padre mío, eso no,
que no me he de levantar
desta tierra hasta que vos
me concedáis este bien.
Auxilio fue, inspiración 2720
de Dios la que aquí me trujo,
no vanidad, no ambición,
no deseo de saber
secretos que guarda Dios.
No pervirtáis este intento, 2725
que es divina vocación.
Padre mío, piedad pido:
dad a mis penas favor,
dad a mis ansias consuelo,
dad alivio a mi dolor. 2730
Can. 1º. Tú, Ludovico, ¿no adviertes
que pides mucho, y que son
los tormentos del infierno
los que has de pasar? Valor
no tendrás para sufrirlos. 2735
Muchos, Ludovico, son
los que entraron, pero pocos
los que salieron.
Ludovico. Temor
no me dan sus amenazas,
que yo protesto que voy 2740
sólo a purgar mis pecados,
cuyo número excedió
a las arenas del mar
y a los átomos del sol.
Firme esperanza tendré 2745
puesta siempre en el Señor,
a cuyo nombre, vencido
queda el infierno.
Can. 1º. El fervor
con que lo dices me obliga
que abra las puertas hoy. 2750
Esta, Ludovico, es
la cueva.
Abren la boca de la cueva.
Ludovico. ¡Válgame Dios!
Can. 1º. ¿Ya desmayas?
Ludovico. No desmayo;
asombro el verla me dio.
Can. 1º. Aquí otra vez te protesto: 2755
no entres por causa menor
que por pensar que así alcanzas
de tus pecados perdón