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Parécete
a la cándida flor, pero sé la serpiente
que hay debajo. Del huésped hay que ocuparse;
y en mis manos deja el gran asunto de esta noche
que a nuestros días y noches ha de dar
absoluto poderío y majestad.
MACBETH
Hablemos más tarde.
LADY MACBETH
Muéstrate sereno:
mudar de semblante señal es de miedo.
Lo demás déjamelo.
Salen.
I.vi Oboes y antorchas. Entran el REY [DUNCAN], MALCOLM, DONALBAIN,
BANQUO, LENNOX, MACDUFF, ROSS, ANGUS y acompañamiento.
REY
El castillo está en un sitio placentero;
en su frescor y dulzura, el aire
cautiva mis sentidos.
BANQUO
El huésped del verano, el vencejo
que ronda las iglesias, nos demuestra
con su amada construcción que el hálito del cielo
aquí seduce de fragancia: no hay saliente, friso,
contrafuerte o esquina favorable en que este pájaro
no haya hecho su colgante lecho y cuna.
He observado que donde más anida y cría el aire es delicado.
Entra LADY MACBETH,
REY
¡Mirad! ¡Nuestra noble anfitriona!
El afecto que recibo es a veces mi molestia,
mas siendo amor lo agradezco. Acabo de enseñaros
a rogar que Dios me premie por ser una carga
y a que me agradezcáis vuestra molestia.
LADY MACBETH
Nuestro entero servicio, prestado en todo
dos veces y después aún doblado, sería
un rival pobre y endeble frente a los altísimos
honores de que Vuestra Majestad
colma a nuestra casa. Por los anteriores
y las nuevas dignidades añadidas
rogaremos por vos como eremitas.
REY
¿Dónde está el Barón de Cawdor?
Galopé tras él con la intención
de preparar su llegada, pero es buen jinete
y su gran afecto, penetrante cual su espuela,
le ha ayudado a adelantarse. Bella y noble dama,
esta noche soy vuestro huésped.
LADY MACBETH
Vuestros siervos administran
a sus siervos y a sí mismos con sus bienes
para rendir cuentas cuando así lo dispongáis