Página 17 de 79
CAPULETO
¿Qué pasa, sobrino? ¿Por qué te sulfuras?
TEBALDO
Tío, ese es un Montesco, nuestro enemigo:
un canalla que viene ex profeso
a burlarse de la celebración.
CAPULETO
¿No es el joven Romeo?
TEBALDO
El mismo: el canalla de Romeo.
CAPULETO
Cálmate, sobrino; déjale en paz:
se porta como un digno caballero
y, a decir verdad, Verona habla con orgullo
de su nobleza y cortesía.
Ni por todo el oro de nuestra ciudad
le haría ningún desaire aquí, en mi casa.
Así que calma, y no le hagas caso.
Es mi voluntad, y si la respetas,
muéstrate amable y deja ese ceño,
pues casa muy mal con una fiesta.
TEBALDO
Casa bien si el convidado es un infame.
¡No pienso tolerarlo!
CAPULETO
Vas a tolerarlo. óyeme, joven don nadie:
vas a tolerarlo, ¡pues sí!
¿Quién manda aquí, tú o yo? ¡Pues sí!
¿Tú no tolerarlo? Dios me bendiga,
¿tú armar alboroto aquí, en mi fiesta?
¿Tú andar desbocado? ¿Tú hacerte el héroe?
TEBALDO
Pero, tío, ¡es una vergüenza!
CAPULETO
¡Conque sí! ¡Serás descarado!
¡Conque una vergüenza! Este juego tuyo
te puede costar caro, te lo digo yo.
¡Tú contrariarme! Ya está bien.-
¡Magnífico, amigos!-¡ Insolente!
Vete, cállate o...-¡Más luz, más luz!-
Te juro que te haré callar-¡ Alegría, amigos!
TEBALDO
Calmarme a la fuerza y estar indignado
me ha descompuesto, al ser tan contrarios.
Ahora me retiro, mas esta intrusión,
ahora tan grata, causará dolor.
Sale.
ROMEO
Si con mi mano indigna he profanado
tu santa efigie, sólo peco en eso:
mi boca, peregrino avergonzado,
suavizará el contacto con un beso.
JULIETA
Buen peregrino, no reproches tanto
a tu mano un fervor tan verdadero:
si juntan manos peregrino y santo,
palma con palma es beso de palmero.
ROMEO
¿Ni santos ni palmeros tienen boca?
JULIETA