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posarse en la mano milagrosa de Julieta
y robar bendiciones de sus labios,
que por pudor virginal siempre están rojos
pensando que pecan al juntarse.
Romeo, no: le han desterrado.
Las moscas pueden, mas yo debo alejarme.
Ellas son libres; yo estoy desterrado.
¿Y decís que el destierro no es la muerte?
¿No tenéis veneno, ni navaja,
ni medio de morir rápido, por vil que sea?
¿Sólo ese «destierro» que me mata? ¿Destierro?
Ah, padre, los réprobos dicen la palabra
entre alaridos. Y, siendo sacerdote,
confesor que perdona los pecados
y dice ser mi amigo, ¿tenéis corazón
para destrozarme hablando de destierro?
FRAY LORENZO
¡Ah, pobre loco! Deja que te explique.
ROMEO
Volveréis a hablarme de destierro.
FRAY LORENZO
Te daré una armadura contra él,
la filosofía, néctar de la adversidad,
que te consolará en to destierro.
ROMEO
¿Aún con el «destierro»? ¡Que cuelguen la filosofía!
Si no puede crear una Julieta,
mover una ciudad o revocar una sentencia,
la filosofía es inútil, así que no habléis más.
FRAY LORENZO
Ya veo que los locos están sordos.
ROMEO
No puede ser menos si los sabios están ciegos.
FRAY LORENZO
Deja que te hable de tu situación.
ROMEO
No podéis hablar de lo que no sentís.
Si fuerais de mi edad, y Julieta vuestro amor,
recién casado, asesino de Tebaldo,
enamorado y desterrado como yo,
podríais hablar, mesaros los cabellos
y tiraros al suelo como yo
a tomar la medida de mi tumba.
Llama a la puerta el AMA.
FRAY LORENZO
¡Levántate, llaman! ¡Romeo, escóndete!
ROMEO
No, a no ser que el aliento de mis míseros
gemidos me oculte cual la niebla.
Llaman.
FRAY LORENZO
¡Oye cómo llaman!-¿Quién es?-¡Levántate,
Romeo, que te llevarán!-¡Un momento!-¡Arriba!
Llaman.
¡Corre a mi estudio!-¡Ya voy!-Santo Dios,
¿qué estupidez es esta?-¡Ya voy, ya voy!
Llaman.
¿Quién llama así? ¿De dónde venís? ¿Qué queréis?