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Esta noche, a las nueve, podemos vernos en el hotel. Su tía tiene que estar al tanto de todo lo ocurrido.
Tal y como habían convenido, el señor Brownlow y Rose revelaron la historia de Nancy al doctor.
-¿Qué diablos hay que hacer entonces? -gritó el doctor Losberne lleno de ira.
-Debemos proceder con mucho cuidado -contestó el señor Brownlow-. Lo importante es descubrir quién es realmente Oliver y devolverle la herencia de la que ha sido despojado. Pero antes, debemos averiguar de Nancy los nombres de los lugares donde suele it ese tal Monks.
Aquella noche, convinieron poner al tanto de lo ocurrido al señor Grimwig y a Harry Maylie y, sobre todo, dejar a Oliver al margen. También decidieron no hacer nada hasta el domingo siguiente, cuando se reunirían con Nancy.
CAPÍTULO DOCE
UN ESPÍA A LAS ÓRDENES DE FAGIN
La misma noche en que Nancy se había entrevistado con Rose, Noah Claypole y su amiga Charlotte llegaron a Londres. Ambos jóvenes eran perseguidos por la justicia ya que habían robado de la caja del señor Sowerberry una importante cantidad de dinero.
Los dos fugitivos caminaron por calles recónditas, hasta llegar frente a Los Tres Patacones.
-Aquí pasaremos la noche -anunció satisfecho Noah.
Cuando entraron, vieron a Barney que estaba con los codos apoyados en el mostrador leyendo un mugriento periódico.
-Queremos dormir aquí esta noche -dijo Noah.
-Esperen un momento -contestó Barney-, voy a preguntar si hay sitio.
-Mientras tanto, dinos dónde está el comedor y tráenos cerveza y fiambre.
Barney los condujo hasta un cuartucho que estaba en la parte de atrás. Al cabo de un rato, les sirvió lo que habían pedido y les informó de que podían alojarse allí.
Poco más tarde, llegó Fagin a la taberna preguntando por alguno de sus discípulos.
-No ha venido ninguno de tus amigos -dijo Barney-, pero hay dos forasteros que yo creo que te van a gustar
El judío escuchó a través del tabique la conversación que mantenían Noah y Charlotte:
-Vamos a vivir como señores -decía Noah.
-¿Y cómo? -preguntó ella-. ¿Vaciando cajas fuertes?
-¿Cajas? -exclamó Noah-. Se pueden vaciar cosas más interesantes, como por ejemplo: bolsillos, bolsos, bancos, diligencias... Se trata de encontrar al compañero adecuado. Con las veinte libras que robamos, todo será más fácil.
-No será tan fácil que alguien como nosotros se pueda deshacer de un billete tan grande -dijo Charlotte preocupada.
Aquel descubrimiento provocó un vivo interés en Fagin, que entró en la sala saludando a la pareja y los invitó a beber
-¡Esta cerveza es de buena calidad! -exclamó Noah.
-¡Sí, pero es cara, muy cara! -contestó Fagin-. Hay que andar todo el día vaciando bolsillos, bolsos, bancos y diligencias para poder comprarla.
Noah palideció al oír sus propios comentarios en boca de aquel hombre.
-No te preocupes -dijo Fagin riendo a carcajadas-. Has tenido suerte de que sea yo quien te haya oído. También soy del oficio, has ido a dar en el clavo, amigo.
Noah se relajó y el judío siguió: