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Ella aún confiaba en él. Lo amaba. Antes que su hijo naciese, porque tuvieron un hijo, le imploró, aunque fuese por el niño, que se casase con ella para que la criatura tuviera un nombre, para que no recayese sobre ella el peso del pecado que no había cometido. Él se negó. Cuando el niño nació, ella lo dejó, llevándose consigo a su hijo, y su vida quedó destrozada, su alma arruinada, y todo lo que en ella había de dulce, bueno y puro quedó mancillado. Ella sufrió terriblemente... Sufre ahora.Y sufrirá siempre. Para ella no hay paz ni alegría. Es una mujer que arrastra su cadena como un criminal. Es una mujer que lleva máscara como un leproso. El fuego no puede purificarla. El agua no puede borrar su angustia. ¡Nada puede sanarla! ¡No hay narcótico que pueda hacerla dormir! ¡No hay adormideras que la hagan olvidar! ¡Está perdida! ¡Es un alma perdida! Por eso digo que Lord Illingworth es malo. Por eso no quiero que mi hijo se vaya con él.
GERALD.-Querida madre, todo eso suena muy trágico. Pero me atrevo a decir que la muchacha tiene la misma culpa que Lord Illingworth. Después de todo, una muchacha verdaderamente buena, una muchacha con buenos sentimientos, no se va de su casa con un hombre con el que no está casada ni vive con él como si fuera su esposa. Ninguna muchacha decente lo haría.
MISTRESS ARBUTHNOT.-(Después de una pausa.) Gerald, retiro todas mis objeciones. Estás libre de irte con Lord Illingworth cuando y a donde quieras.
GERALD.-Querida madre, sabía que no te interpondrías en mi camino. Eres la mujer más buena que Dios ha creado.Y en cuanto a Lord Illingworth, no creo que sea culpable de nada infame. No puedo creerlo de él ... No puedo.
HESTER.-(Dentro.) ¡Déjeme! ¡Déjeme! (Entra Hester aterrorizada y se arroja en los brazos de Gerald.) ¡Oh! ¡Sálveme! ¡Sálveme de él!
GERALD.-¿De quién?
HESTER.-¡Me ha insultado! ¡Me ha insultado horriblemente! (Entra Lord Illingworth por el fondo. Hester se desprende de los brazos de Gerald y lo señala.)
GERALD.-(Fuera de si, lleno de rabia e indígnación.) Lord Illingworth, ha insultado al ser más puro de la tierra, a un ser tan puro como mi madre. Ha insultado a la mujer que, junto con mi madre, amo más en el mundo. ¡Como hay un Dios en el cielo que lo mataré!
MISTRESS ARBÜTHNOT.-(Corriendo a sujetarlo.) ¡No! ¡No!