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diamante, bronce y estatua
que a buril, lima y acero
resiste, defiende y gasta,
todo al fin se da a partido;
pues el diamente se labra,
el bronce se facilita,
y los mármoles se ablandan.
GUILLÉN: (¡Albricias, cielos! Violante, Aparte
más apacible y humana,
hablándola en mí, responde.
LOPE HIJO: Mil veces tus manos blancas
por tantos favores beso.
GUILLÉN: ¡Qué fiel amigo! ¡Que haga
extremos, como si él fuera
el favorecido!
LOPE HIJO: Y rara
fuera mi dicha, señora,
si ese favor afianzara
alguna prenda que fuera
testigo de dichas tantas.
VIOLANTE: Tomad, don Lope, esta flor;
ella por testigo vaya
de mi esperanza, pues es
del color de mi esperanza.
Vase
LOPE HIJO: Vivirá eterna en su lustre,
sin que se atrevan a ajarla,
ni los rencores del cierzo,
ni del ábrego las sañas.
¡Oh felice quien la lleva!
Sale don GUILLÉN
GUILLÉN: Más felice quien la aguarda,
por ser ella quien la envía
y por ser vos quien la traiga.
Antes que me la entreguéis,
me he de arrojar a esas plantas ...
Don GUILLÉN, de rodillas ante don LOPE HIJO
VICENTE: (¡Muy bien despachado viene!) Aparte
GUILLÉN: ...porque reverencia tanta
os es dos veces debida;
una, Lope, por tan rara
amistad, y otra, porqué
así me halle esa esmeralda,
que con menos rendimiento
no me atreveré a tocarla.
LOPE HIJO: Alzad, don Guillén; que si esas
extremos la color causa
de esta verde flor, por serlo,
está sujeta a mudanzas.
GUILLÉN: ¿Qué es lo que decís?
VICENTE: (¿Qué va Aparte
que por esta flor se canta
que, "siendo verde, trocó
en celos sus esperanzas?")
LOPE HIJO: Digo que, aunque es de Violante
y aunque en mi mano se halla,
no viene a vos.
GUILLÉN: ¿Yo no oí
en mis finezas hablarla