Página 36 de 62
LUIS: ¿Qué es lo que las dos tratan
que de su mismo aliento se recatan?
BEATRIZ: Las dos publicaremos
que mi padre envió por mí, y haremos
la deshecha con modos
que, teniéndome ya por ida todos,
vuelva a quedarme en casa.
LUIS: ¿Qué es esto, cielos? ¡Que en mi agravios pasa!
BEATRIZ: Y oculta con secreto
sin estorbos podré ver el efecto...
LUIS: ¿Qué es esto, cielo injusto?
BEATRIZ: ...que ha de ser para mí de tanto gusto.
ÁNGELA: Y luego, ¿qué diremos
de verte aquí otra vez?
BEATRIZ: Pues, ¿no tendremos
--qué mal eso te admira--
ingenio para hacer otra mentira?
LUIS: Sí, tendréis. ¿Qué esto escucho?
Con nuevas penas y tormentos lucho.
BEATRIZ: Con esto, sin testigos y en secreto
de este notable amor veré el efecto,
pues estando escondida
yo, y estando la casa recogida,
sin escándalo arguyo
que pasar pueda de su cuarto al tuyo.
LUIS: Bien claramente infiero
--cobarde vivo y atrevido muero--
su intención. Más dichoso
mi hermano la merece. Estoy celoso.
A darle se prefiere
la ocasión que desea, y así quiere
que de su cuarto pase
sin que nadie lo sepa, y yo me abrase.
Y porque sin testigos
se logren --¡oh, enemigos!--
mintiendo mi sospecha,
quiere hacer conmigo la deshecha.
Pues si esto es así, cielo,
para el estorbo de su amor apelo.
Y cuando esté escondida,
buscando otra ocasión, con atrevida
resolución veré toda la casa
hasta hallarla, que el fuego que me abrasa
ya no tiene otro medio;
que el estorbar es último remedio
de un celoso. Valedme, santos cielos,
que abrasado de amor, muero de celos.
Vase
ÁNGELA: Está bien prevenido
y mañana diremos que te has ido.
Sale don JUAN