No hay burlas con el amor (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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cuerdo y galán?
ALONSO: ¡Pesia tal!
De los milagros de amor
la comedia me habéis hecho,
que fue un engaño culpable,
pues nadie hizo miserable,
de avaro y cobarde pecho
al hombre, si no es amor.
JUAN: ¿Qué es lo que decís?
ALONSO: Oíd,
y este discurso advertid;
veréis cuál prueba mejor.
El hombre que enamorado
está, todo cuanto adquiere
para su dama lo quiere,
sin que a amigo ni a crïado
acuda, por acudir
a su gusto; luego es
miserable amando, pues
no es, ni se puede decir
virtud, lo que no es igual,
y miserable no ha habido
mayor, que el que sólo ha sido
con su gusto liberal.
Que hace osados es error,
pues nadie contra su fama
entra en casa de su dama
que no entre con temor.
¡Cuántos cobardes han sido
de miedo de no perdellas;
cuántos, mirando por ellas,
mil desaires han sufrido!
Luego, si gusto u honor
hacen sufrir y callar,
nadie me podrá negar
que hace cobardes amor.
Pues si privan los sentidos
los favores o desprecios,
bien claro está que hace necios,
puesto que hace divertidos;
pues que si se llega a ver
o desdeñado o celoso
el hombre más cuidadoso
de lucir y parecer,
desde aquel punto se deja
descaecer, sin acudir
al parecer y al lucir,
y sólo aliña su queja.
Luego amor en sus cuidados
hace, con causas mudables,
cobardes y miserables,
necios y desaliñados.
Y en fin, sea así o no sea así,
no quiero mozo que ama
y que, por servir su dama,
deje de servirme a mí.
JUAN: A vuestra sofistería
nada quiero responder,
don Alonso, por no hacer
agravio a la pena mía
del amor; y si en su historia
discurro, temo quedar
vencido, y no quiero dar
yo contra mí la victoria.
A buscaros he venido

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