Página 32 de 58
(Y harta razón no tengo,
pues por Leonor con mi ascendiente vengo
a padecer calumnias de que amo,
cuando la misma ingratitud me llamo?
¿Yo, pensar que he escuchado a un hombre amores,
que admití un papel, que di favores,
que entró en mi cuarto abriendo una fenestra,
que fue el tacto la nube de mi diestra?
Cosas son que el escrúpulo más leve
dentro de mí, ni aun a pensar se atreve.
Y así, aqueste retiro,
donde la luz del sol apenas miro,
lúgubre será esfera
en que, engañando lo que vivo, muera.
Estancia será esquiva
en que, burlando lo que muero viva.
El sol, Narciso de carmín y grana,
desde el primer fulgor de la mañana
al paroxismo de la noche fría
adonde espera el parangón del día,
no me ha de ver la cara,
si ya con luz no se penetra avara
a esta mansión adonde
mi profanado pundonor me esconde.
Lloren aquí mis ojos
sinónimos neutrales, digo, enojos
de torpes desvaríos,
que son ajenos, y parecen míos.
Inés, ¿no me he quejado
en bien humilde estilo, en bien templado?
Si mi padre me oyera,
¡Oh, cuánta enmienda en mis discursos viera!
INÉS: Mucha, aunque del tema reformado
algunas palabrillas te han sobrado.
BEATRIZ: Dime cuáles han sido.
INÉS: "Lúgubres" y "crepúsculos" he oído,
"equívocos", "sinónimos neutrales",
"fenestras", "paroxismos" y otros tales
de que yo no me acuerdo.
BEATRIZ: ¡Con la estulticica que hay, el juicio pierdo!
Pues ¿ésas no son voces de cartilla,
que un portero las sabe de la villa?
Mas desde aquí prometo
que calce mi conceto
a pesar de Saturno,
vil zueco, en vez de trágico coturno.
INÉS: (Enmendándose va). Aparte
BEATRIZ: Y tú, si me oyeres
frase negada a bárbaras mujeres,
por ver si en esto topa,
tírame de la manga de la ropa.