El mercader de Venecia (William Shakespeare) Libros Clásicos

Página 41 de 65

se muestran crueles; mi fortuna está en lo más bajo; mi pagaré suscrito al judío no ha sido
satisfecho en su plazo, y como no pagándole es imposible que yo viva, todas vuestras deudas
conmigo quedarán saldadas con sólo que os vea antes de morir. Sin embargo, obrad como os
sea más agradable, y que mi carta no os obligue a venir, si vuestra amistad no llega a induciros
a ello.»
PORCIA.- ¡Oh, querido, despachad todos vuestros asuntos y partid!
BASSANIO.- Puesto que me dais permiso para partir, voy a obrar con diligencia; pero creed
que, hasta mi regreso, ningún lecho será culpable de mi retraso, ningún descanso vendrá a
interponerse entre nosotros dos. (Salen.)
Escena III
Venecia. -Una calle.
Entran SHYLOCK, SALARINO, ANTONIO y un carcelero.
SHYLOCK.- Carcelero, vigiladle. No me habléis de clemencia; ahí está el imbécil que prestaba
dinero gratis. Carcelero, vigiladle.
ANTONIO.- Escuchadme aún, mi buen Shylock.
SHYLOCK.- Quiero que las condiciones de mi pagaré se cumplan; he jurado que serían
ejecutadas. Me has llamado perro cuando no tenías razón ninguna para hacerlo; pero, puesto
que soy un perro, ten cuidado con mis dientes. El dux me otorgará justicia. Me extraña, inútil

carcelero, que seas lo bastante idiota para salir con él cuando te lo pide.
ANTONIO.- Te lo ruego, escúchame.
SHYLOCK.- Quiero que se cumplan las condiciones de mi pagaré; no quiero escucharte; por
consiguiente, no me hables más. No haréis de mí uno de esos buenazos imbéciles, plañideros
que van a agitar la cabeza, ablandarse, suspirar y ceder a los intermediarios cristianos. No me
sigas; no quiero discursos; quiero el cumplimiento del pagaré. (Sale.)
SALARINO.- Es realmente el perro más impenetrable a la piedad que haya tratado en la vida
con los hombres.
ANTONIO.- Dejadle tranquilo; no le fatigaré más con súplicas inútiles. Pretende mi vida, y sé
por qué; a menudo he sacado de sus garras a los deudores que venían a gemir ante mí; por eso
me odia.
SALARINO.- Estoy seguro de que el dux no otorgará jamás la ejecución de ese contrato.
ANTONIO.- El dux no puede impedir a la ley que siga su curso, a causa de las garantías
comerciales que los extranjeros encuentran cerca de nosotros en Venecia; suspender la ley

Página 41 de 65
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:




Diccionario: