Página 29 de 316
A su carta de ayer no estoy obligada a responder hoy. Además, esta noche he de ver a la señora de Merteuil, y si tengo valor para ello le contaré todo. Haciendo sólo lo que ella me diga, nada tendré de qué acusarme. Acaso me dirá que puedo responderle alguna cosita para que no esté triste. ¡Ah, tengo mucha pena!
Adiós, mi buena amiga. Dime siempre lo que te parece.
En..., a 19 de agosto de 17...
CARTA XVII
EL CABALLERO DANCENY A CECILIA VOLANGES
Antes de rendirme, señorita, ¿diré al placer o a la necesidad de escribir a usted? empiezo por pedirle se sirva escucharme. Conozco que necesito de indulgencia para atreverme a declararle mis sentimientos, y me sería inútil si sólo quisiera justificarlos. Y al cabo, ¿qué pretendo hacer con mostrarle lo que usted misma ha causado? Y ¿qué decirle que mis ojos, mi turbación, mi conducta y aun mi silencio, no le hayan dicho ya? ¿Por qué se ofendería de un sentimiento que usted misma ha producido? Dimanado de usted es sin duda digno de serle ofrecido; y si es ardiente como mi alma es puro como la suya... ¿Podría ser un crimen el haber sabido apreciar su semblante adorable, sus habilidades sorprendentes, sus gracias encantadoras y esa atractiva candidez que añade un valor inestimable a unas cualidades tan preciosas? No, sin duda. Pera sin ser culpado, puede uno ser infeliz. Y es la suerte que me espera si usted desecha mi obsequio. Es el primero que mi corazón ha ofrecido. Desde que la he visto el reposo ha huido de mí y mi feli cidad es dudosa; usted se admira de verme triste y me pregunta la causa, y aun he creído ver que alguna vez lo siente. Diga una sola y habrá labrado mi dicha... Pero piense también que una palabra sola puede colmar mi desventura. Usted puede hacerme eternamente feliz o desdichado. ¿En qué manos más amadas puedo poner un interés más grande? He rogado a usted me escuche y ahora me atrevo a pedirle que me responda. Acabaré como he comenzado: solicitando su indulgencia. Rehusármela sería hacerme creer que se ha ofendido y mi corazón me asegura que mi respeto hacia usted es igual a mi amor.
P. S. Puede usted servirse para responderme del mismo modo queyo me sirvo para darle esta carta. Paréceme igualmente cómodo que seguro.