Cómo crece tu jardín (Agatha Christie) Libros Clásicos

Página 13 de 15

Usted al pescadero y yo al cuartelillo de la policía. Tardaremos una media hora desde Baker Street.
Al llegar a su destino fue recibido por el sorprendido inspector Sims.
-Vaya, trabaja usted de prisa, monsieur Poirot. No hace más que una hora que le hablé por teléfono.
-Tengo que pedirle una cosa: que me deje ver a esa chica, Katrina..., ¿cómo dice que se llama?
-Katrina Rieger. Bueno, no creo que haya nada que lo impida.
Katrina parecía más cetrina y sombría que nunca.
Poirot le habló muy amablemente.
-Mademoiselle, quiero que se convenza de que no soy enemigo suyo. Quiero que me diga usted la verdad y toda la verdad. Los ojos de Katrina chispearon, retadores.
-He dicho la verdad. ¡He dicho la verdad a todo el mundo! Si a la señora la envenenaron, yo no he sido. Todo esto es una equivocación. Usted quiere quitarme el dinero.
Hablaba con voz ronca. Parecía, pensó Poirot, una pobre ratita acorralada.
-Hábleme del sello, mademoiselle -continuó Poirot-. ¿Nadie salvo usted anduvo con él?
-Ya lo he dicho, ¿no? Los habían preparado aquella tarde en la farmacia. Los llevé a casa en mi bolso... muy poco antes de la cena. Abrí la caja y le di uno a la señora Barrowby, con un vaso de agua.
-¿Nadie los tocó salvo usted?
-Nadie.
¿Una rata acorralada..., pero valiente, quizá?
-Y la señorita Barrowby cenó únicamente lo que nos ha dicho: la sopa, el pastel de pescado y la tarta, ¿verdad?
-Sí.
Fue un «sí» desesperado. Sus ojos oscuros no veían luz en ninguna parte.
Poirot le dio unas palmaditas en el hombro.
-Tenga valor, mademoiselle. Todavía puede usted ser libre... sí, y rica... una vida cómoda.
Ella le miró con desconfianza.
Al salir, Sims le dijo:
-No entendí bien lo que me dijo por teléfono... algo sobre un amigo que tenía la chica.
-Tiene uno. ¡Yo! -dijo Hércules Poirot y, antes de que el inspector pudiera recobrarse, había salido del cuartelillo de policía.


En el salón de té del «Gato Verde», la señorita Lemon no hizo esperar a su jefe, sino que fue directamente al asunto.
-El hombre se llama Rudge y tiene la pescadería en High Street. Tenía usted razón: exactamente docena y media. He tomado nota de lo que me dijo -y le entregó la nota.
Poirot lanzó un sonido profundo, semejante al ronroneo de un gato

Página 13 de 15
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: