Asesinato en Mesopotamia (Agatha Christie) Libros Clásicos

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dio el corte de sus ropas y el tinte amarillento de su tez.
El padre Lavigny levantó las cejas. Recogí unos cuantos calcetines que había estado
zurciendo y los dejé sobre la mesa para que los hombres escogieran cada cual los suyos
cuando llegaran. Luego, como no había muchas cosas más que hacer, subí a la azotea.
La señorita Johnson estaba allí, pero no me oyó llegar. Caminé hasta su lado sin
que se diera cuenta de mi presencia. Pero antes de detenerme junto a ella, vi que algo
extraño le pasaba. Estaba parada en mitad de la azotea, mirando fijamente al frente y
su cara tenía una expresión aterrorizada. Como si hubiera visto una cosa y no pudiera
creerla.
Aquello me causó una desagradable e incomprensible impresión. Unas cuantas
noches atrás la vi también muy trastornada. Pero esta vez era diferente.
- ¿Qué le ocurre? - dije, yendo apresuradamente hacia ella.
Volvió la cabeza y me miró... con expresión vacía, como si no me viera.
- ¿Qué pasa? - persistí.
Hizo una mueca extraña, como si tratara de tragar, pero tuviera demasiado seca la
garganta. Con voz ronca dijo como desasosegada:
- Acabo de ver una cosa.
- ¿Qué ha visto? Dígamelo. ¿Qué ha podido ser? Parece estar asustada.
Hizo un esfuerzo para sobreponerse, pero a pesar de ello, tenía un aspecto
aterrorizado.
Con igual tono de voz, entrecortado y ronco, continuó:
- He visto cómo puede entrarse en la casa... sin que nadie pueda imaginárselo.
Seguí la dirección de su mirada, pero no pude ver nada.
El señor Reiter estaba de pie, ante la puerta del estudio fotográfico, y el padre
Lavigny cruzaba en aquel momento el patio... pero nada más.
Di la vuelta perpleja, y vi que la señorita Johnson tenía sus ojos fijos en mí, y en
ellos se reflejaba una expresión rara.
- No sé a qué se refiere - dije -. ¿Quiere explicármelo?
Ella sacudió la cabeza.
- Ahora no; después. Debimos haberlo visto. ¡Oh, sí! Debimos haberlo visto.
- Si me lo dijera...
- Tengo que pensarlo primero.
Y apartándose de mi lado, bajó tambaleándose por la escalera.

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