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es amor desestimado. - ¿Qué hay, Ofelia?
No nos cuentes lo del Príncipe Hamlet:
lo hemos oído todo. - Señor, obrad como gustéis,
mas, si os parece, después de la función,
permitid que su madre la reina le inste a solas
a que revele sus penas. Que sea clara con él.
Yo, con vuestra venia, pondré mi oído
al alcance de su plática. Si nada descubre,
mandadle a Inglaterra o recluidle
donde juzguéis conveniente.
REY
Vigiladle.
La locura de un grande no debe descuidarse.
Salen.
III.ii Entran HAMLET y dos o tres ACTORES.
HAMLET
Te lo ruego, di el fragmento como te lo he recitado, con soltura de lengua. Mas si
voceas, como hacen tantos cómicos, me dará igual que mis versos los diga el prego-
nero. Y no cortes mucho el aire con la mano, así; hazlo todo con mesura, pues en un
torrente, tempestad y, por así decir, torbellino de emoción has de adquirir la sobrie-
dad que le pueda dar fluidez. Me exaspera ver cómo un escandaloso con peluca
desgarra y hace trizas la emoción de un recitado atronando los oídos del vulgo, que,
en su mayor parte, sólo aprecia el ruido y las pantomimas mas absurdas. Haría azotar
a ése por inflar a Termagante : eso es más herodista que Herodes. Te lo ruego,
evítalo.
ACTOR 1.0
Esté segura Vuestra Alteza.
HAMLET
Tampoco seas muy tibio: tú deja que te guíe la prudencia. Amolda el gesto a la
palabra y la palabra al gesto, cuidando sobre todo de no exceder la naturalidad, pues
lo que se exagera se opone al fin de la actuación, cuyo objeto ha sido y sigue siendo
poner un espejo ante la vida: mostrar la faz de la virtud, el semblante del vicio y la
forma y carácter de toda época y momento. Si esto se agiganta o no se alcanza,
aunque haga reír al profano, disgustará al juicioso, cuya sola opinión debéis valorar
mucho más que un teatro lleno de ignorantes.