En vez del conocido problema de convertir una cruz en un cuadrado mediante el menor número posible de cortes, proponemos el desafÃo de hacer dos cruces a partir de una sola.
Ella, generosamente, extrajo sus tijeras y, con unos pocos cortes hábiles, dividió la cruz en varias partes que podÃan unirse perfectamente para formar dos cruces de igual tamaño. Es un artilugio simple pero de gran belleza, y la satisfacción de descubrirlo será para usted como si hubiera ganado un premio.