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La cometa no solamente proporciona diversión al echarla, sino también al hacerla. Se elige una varilla de madera seca y flexible de diez y ocho pies de largo, y mayor o menor, según el tamaño de que se quiera hacer la máquina : a cosa de dos pulgadas de una de sus puntas se atan dos varillas flexibles dobladas en figura de arco por medio de un cordelito que sale de cada una de sus extremidades y se sujeta en la punta opuesta de la varilla grande.
La cabeza de la cometa debe ser triangular, y se forma con otros dos cordelitos, que saliendo desde el extremo alto de la varilla, se sujetan por cada lado a los brazos del arco. Concluída esta especie de bastidor, se pegan encima uno o muchos pliegos de papel blanco o de color con los adornos que se quieran, como el sol, la luna, las estrellas, flores, etc. Desde la punta inferior de la cometa cuelga un largo cordel, al que se atan de trecho en trecho tiras de naipes o cortaduras de papel; y esta cuerda adornada, que termina en un borlón de papel recortado, se llama la cola de la cometa. La cuerda que ha de servir para elevarla y contenerla, está fijada a otras tres que salen de los brazos y el centro de la cometa, y reunidas a cierta distancia, se atan a quince o veinte pulgadas de distancia. Se llevan las varas de cuero a que se le han de dar arrolladas en un palo de a tercia, y desarrollando una gran parte de ellas y reconociendo la dirección del viento, coge uno de los muchachos la cuerda de la cometa, mientras otro la tiene con los brazos levantados a una distancia como de veinte pies, y el de la cuerda echa a correr contra viento. La cometa en esta posición presenta un plano inclinado; la presión del viento la levanta, y se le va dando cuerda al paso que sube, pues a cierta altura ya no cae, a no ser que el viento cesase repentinamente.