Macbeth (William Shakespeare) Libros Clásicos

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entero como el mármol, firme como roca,
tan libre como el aire que me envuelve.
Ahora estoy encerrado, encarcelado, cautivo, preso
de insolentes dudas y temores. - Pero Banquo,
¿está seguro?
ASESINO 1.°
Sí, mi señor. Seguro en un foso,
con veinte tajos que le surcan la cabeza;
el menor era de muerte.
MACBETH
Gracias. - Ahí yace la serpiente;
su cría ha huido y tiene vida que podrá
criar veneno, aunque ahora está sin dientes. –
Vete ya, mañana nos veremos.

Sale el ASESINO 1.°

LADY MACBETH
Mi regio esposo, no das acogimiento.
Un banquete es comida que se cobra
si, en su curso, no se brindan atenciones:
hay que mostrar complacencia. Por comer,
más vale quedar en casa; fuera de ella
no hay festín sin cortesías, tan sólo
una triste reunión.

Entra el espectro de BANQUO y se sienta en el sitio de
MACBETH.

MACBETH
¡Mi fiel recordadora! –
La buena digestión dé servicio al apetito,
y salud para los dos.
LENNOX
Dignaos tomar asiento, Majestad.
MACBETH
Todas las glorias del país se hallarían
bajo este techo si no faltara el gentil Banquo,
a quien prefiero acusar de negligencia
que llorarle una desgracia.
ROSS
Señor, su ausencia empaña su promesa.
Majestad, dignaos favorecemos
con vuestra augusta compañía.
MACBETH
No hay sitio en la mesa.
LENNOX
Aquí hay uno reservado.
MACBETH
¿Dónde?
LENNox
Aquí, señor. ¿Qué es lo que os agita, Majestad?
MACBETH
¿Quién de vosotros ha hecho esto?
NOBLES
¿Qué, señor?
MACBETH [al espectro]
Tú no puedes decir que he sido yo.
¡No sacudas contra mí tu melena ensangrentada!
ROSS
Levantaos, caballeros. El rey está indispuesto.
LADY MACBETH
Sentaos, nobles amigos. Mi esposo
ha estado así desde muy joven. Seguid sentados:
el acceso es pasajero, en seguida
estará bien. Si os fijáis mucho en él
le ofenderéis y alargaréis su mal.
Comed, no le hagáis caso.

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