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si de un golpe podrías perder
cuna, cielo y tierra, en ti concertados?
Deshonras tu cuerpo, tu amor y tu juicio
y, como el usurero, abundas en todo
y no haces buen uso de nada
que adorne tu cuerpo, tu amor y tu juicio.
Tu noble figura es efigie de cera
y carece de hombría; el amor
que has jurado es pura falacia
y mata a la amada que dijiste adorar;
tu juicio, adorno de cuerpo y amor,
yerra en la conducta que les marcas
y, como pólvora en soldado bisoño,
se inflama por to propia ignorancia
y tu despedaza, cuando debe defenderte.
Vamos, ten valor. Tu Julieta vive
y por ella ibas a matarte:
ahí tienes suerte. Tebaldo te habría matado,
mas tú le mataste: ahí tienes suerte.
La ley que ordena la muerte se vuelve tu amiga
y decide el destierro: ahí tienes suerte.
Sobre ti desciende un sinfín de bendiciones,
te ronda la dicha con sus mejores galas,
y tú, igual que una moza tosca y desabrida,
pones mala cara a tu amor y tu suerte.
Cuidado, que esa gente muere desdichada.
Vete con tu amada, como está acordado.
Sube a su aposento y confórtala.
Pero antes que monten la guardia, márchate,
pues, si no, no podrás salir para Mantua,
donde vivirás hasta el momento propicio
para proclamar tu enlace, unir a vuestras familias,
pedir el indulto del Príncipe y regresar
con cien mil veces más alegría
que cuando partiste desolado.
Adelántate, ama, encomiéndame a Julieta,
y que anime a la gente a acostarse temprano;
el dolor les habrá predispuesto.
Ahora va Romeo.
AMA
¡Dios bendito! Me quedaría toda la noche
oyéndoos hablar. ¡Lo que hace el saber!-
Señor, le diré a Julieta que venís.
ROMEO
Díselo, y dile que se apreste a reprenderme.
El AMA se dispone a salir, pero vuelve.
AMA