Peter Pan (J.M. Barrie) Libros Clásicos

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-Mirad, ahí viene -gritó Rizos, señalando a Wendy en el cielo.
Wendy ya estaba casi sobre ellos y podían oír su quejido lastimero. Pero más clara se oía la estridente voz de Campanilla. La celosa hada ya había abandonado su fachada amistosa y se lanzaba contra su víctima por todas direcciones, pellizcándola salvajemente cada vez que la tocaba.
-Hola, Campanilla -gritaron los maravillados niños.
La réplica de Campanilla resonó con fuerza:
-Peter quiere que matéis a la Wendy.
No entraba en su forma de ser hacer preguntas cuando Peter daba órdenes.
-Hagamos lo que Peter desea -gritaron los ingenuos chicos-. Deprisa, arcos y flechas.
Todos menos Lelo bajaron de un salto por sus árboles. Él tenía consigo un arco y una flecha y Campanilla se dio cuenta y se frotó las manitas.
-Deprisa, Lelo, deprisa -chilló-. Peter se pondrá muy contento.
Lelo puso emocionado la flecha en el arco.
-Aparta, Campanilla -gritó y luego disparó y Wendy cayó revoloteando al suelo con un dardo en el pecho.

6. La casita

El bobo de Lelo se erguía como un conquistador sobre el cuerpo de Wendy cuando los demás chicos saltaron, armados, de sus árboles.
-Llegáis tarde -exclamó con orgullo-. He matado a la Wendy. Peter estará muy satisfecho de mí.
Por encima Campanilla gritó:
-Cretino.
Y salió disparada a esconderse. Los otros no la oyeron. Se habían apiñado alrededor de Wendy y mientras la miraban se hizo un tremendo silencio en el bosque. Si el corazón de Wendy hubiera estado latiendo, todos lo habrían oído. Presuntuoso fue el primero que habló.
-Esto no es un pájaro -dijo en tono asustado-. Creo que debe de ser una dama.

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