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Michael también tendría que haberla usado, pero Wendy quería tener un bebé y él era el más pequeño y ya sabéis cómo son las mujeres y, en resumidas cuentas, el caso es que dormía colgado en una cesta.
Era un lugar tosco y sencillo, no muy distinto de lo que unos oseznos habrían hecho con una casa subterránea en las mismas circunstancias. Pero había un hueco en la pared, no más grande que una jaula de pájaro, que era el apartamento privado de Campanilla. Se podía aislar del resto de la casa mediante una cortinita, que Campanilla, que era muy quisquillosa, siempre tenía echada al vestirse o desvestirse. Ninguna mujer, por grande que fuera, podía haber tenido una combinación de tocador y dormitorio más primorosa. El canapé, como lo llamaba ella siempre, era un auténtico Reina Mab 1, de patas gruesas y cambiaba las colchas según las flores de temporada de los árboles frutales. Su espejo era un Gato con Botas, de los que, que sepan los tratantes del mundo de las hadas, sólo quedan tres, sin desperfectos; el lavabo era un Molde Pastelero reversible, la cómoda un auténtico Encantador VI y la alfombra y las esteras de la mejor época (la primera) de Margery y Robin. Había una araña de Tiddlywinks 2 por cuestión de efecto, pero naturalmente, ella misma iluminaba la residencia. Campanilla menospreciaba mucho el resto de la casa, como realmente quizás fuera inevitable y su aposento, aunque bonito, tenía un aire bastante engreído, de permanente desprecio.
1. La reina Mab es la reina de las hadas en el folklore tradicional inglés. Los nombres que vienen a continuación también pertenecen a esa tradición.
2. Tiddlywinks: ‘juego de la pulga’; aquí empleado como lugar de origen o marca de fábrica.