Para leer al atardecer (Charles Dickens) Libros Clásicos

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segundo día le dijo a su hermano:
» James, no me siento muy bien. No es nada grave, pero creo que estoy un poco
gotoso. Me iré a casa para que me cuide mi ama de llaves, que me entiende bien.
Si mejoro, regresaré para verte antes de que te vayas. Si no me pongo bien como
para proseguir la visita donde la dejé, tú puedes venir a verme antes de partir.
» El señor James dijo que por supuesto que así lo haría, y se estrecharon las
manos, las dos manos, tal como hacían siempre, tras lo cual el señor John pidió
que le trajeran su carruaje, ya anticuado, y se fue a casa.
» Dos noches después de eso, es decir, el día cuarto de la semana, me despertó
de un profundo sueño el señor James, entrando en mi dormitorio con un camisón de
franela y una vela encendida. Se sentó junto a mi cama y me dijo, mirándome:
» -Wilhelm, tengo razones para pensar que he cogido una extraña enfermedad.
» Me di cuenta entonces de que había en su rostro una expresión inusual.
» -Wilhelm -añadió-. Ni me asusta ni me avergüenza decirte lo que podría tener
miedo o vergüenza de decirle a otro hombre. Vienes de un país sensible en el que
se investigan las cosas misteriosas y no se rechazan hasta haber sido sopesadas
y medidas, o hasta que se descubre que no pueden sopesarse ni medirse, o en
cualquier caso hasta que se ha llega do a una solución aunque para ello se
necesiten muchos años. Acabo de ver ahora al fantasma de m hermano.
» He de confesar (dijo el correo alemán) que a oír aquello sentí que la sangre
me hormigueaba e cuerpo.
» Acabo de ver ahora mismo al fantasma de m hermano John -repitió el señor James
mirándome fijamente, por lo que pude darme cuenta de que sabía lo que estaba
diciendo-. Me encontraba sentado en la cama, sin poder dormir, cuando entró en m
habitación vestido de blanco, me miró fijamente pasó a un extremo de la
habitación, contempló unos papeles que había en mi escritorio, se dio la vuelta
y sin dejar de mirarme mientras pasó junto la cama, salió por la puerta. No
estoy loco en absoluto, y en modo alguno estoy dispuesto a conferir, ese

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