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así hice yo en aquella cuesta oscura:
porque, al pensarlo, abandoné la empresa
que tan aprisa había comenzado. 42
«Si he comprendido bien lo que me has dicho
-respondió del magnánimo la sombra
la cobardía te ha atacado el alma; 45
la cual estorba al hombre muchas veces,
y de empresas honradas le desvía,
cual reses que ven cosas en la sombra. 48
A fin de que te libres de este miedo,
te diré por qué vine y qué entendí
desde el punto en que lástima te tuve. 51
Me hallaba entre las almas suspendidas 52
y me llamó una dama santa y bella, 53
de forma que a sus órdenes me puse. 54
Brillaban sus pupilas más que estrellas;
y a hablarme comenzó, clara y suave,
angélica voz, en este modo: 57
"Alma cortés de Mantua, de la cual
aún en el mundo dura la memoria,
y ha de durar a lo largo del tiempo: 60
mi amigo, pero no de la ventura,
tal obstáculo encuentra en su camino
por la montaña, que asustado vuelve: 63
y temo que se encuentre tan perdido
que tarde me haya dispuesto al socorro,
según lo que escuché de él en el cielo. 66
Ve pues, y con palabras elocuentes,
y cuanto en su remedio necesite,
ayúdale, y consuélame con ello. 69
Yo, Beatriz, soy quien te hace caminar; 70
vengo del sitio al que volver deseo;
amor me mueve, amor me lleva a hablarte. 72
Cuando vuelva a presencia de mi Dueño 73
le hablaré bien de ti frecuentemente."
Entonces se calló y yo le repuse: 75
"Oh dama de virtud por quien supera
tan sólo el hombre cuanto se contiene
con bajo el cielo de esfera más pequeña, 78
de tal modo me agrada lo que mandas,
que obedecer, si fuera ya, es ya tarde;
no tienes más que abrirme tu deseo. 81
Mas dime la razón que no te impide
descender aquí abajo y a este centro,
desde el lugar al que volver ansías.