Página 74 de 175
Una ardilla gris y un zorro-ardilla pasaron inquietos y veloces, sentándose de cuando en cuando a charlar y examinar a los muchachos, porque no habían visto nunca, probablemente, un ser humano y apenas sabían si temerle o no. Toda la naturaleza estaba para entonces despierta y activa; los rayos del sol se introducían como rectas lanzas por entre el tupido follaje y algunas mariposas llegaron revoloteando.
Tom despertó a los otros dos piratas, y los tres echaron a correr dando gritos y en un instante estaban en pelota, persiguiéndose y saltando unos sobre otros en el agua limpia y poco profunda de blanquísima arena. No sintieron nostalgia alguna por el pueblo, que dormitaba a lo lejos, más allá de la majestuosa planicie líquida. Una corriente errabunda o una ligera crecida del río se había llevado la balsa; pero se congratulaban de ello, puesto que su pérdida era algo así como quemar el puente entre ellos y la civilización.
Volvieron al campamento frescos y vigorizados, locos de contentos y con un hambre rabiosa, y en seguida reanimaron el fuego y se levantaron las llamas de la hoguera. Huck descubrió un manantial de agua clara y fresca muy cerca de allí; hicieron vasos de «nickory»4 [L4] y vieron que el agua, con tal selvático procedimiento, podía reemplazar muy bien el café. Mientras Joe cortaba lonjas de tocino para el desayuno, Tom y Huck le dijeron que esperase un momento, se fueron a un recodo prometedor del río y echaron los aparejós de pesca. Al instante se colmaron sus esperanzas. Joe no había aún tenido tiempo para impacientarse cuando ya estaban los otros de vuelta y con un par de hermosas percas, un pez-gato y otros pescados peculiares del Misisipí, mantenimiento sobrado para toda una familia. Frieron los peces con el tocino, y se maravillaron de que nunca habían probado peces tan exquisitos. No sabían que el pescado de agua dulce es mejor cuanto antes pase del agua a la sartén; y tampoco reflexionaron en la calidad de la salsa en que entran el dormir al aire libre, el ejercicio, el baño y una buena proporción de hambre.
Después del desayuno se tendieron a la sombra, mientras Huck se regodeaba con una pipa, y después echaron a andar a través del bosque, en viaje de exploración. Vieron que la isla tenía tres millas de largo por un cuarto de anchura y que la orilla del río más cercana sólo estaba separada por un estrecho canal que apenas tenía doscientas varas de ancho.