El crimen de Lord Arthur Saville (Oscar Wilde) Libros Clásicos

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5 Barrio cercano a Kensigton Park, donde residían las amigas galantes de los aristócratas londinenses.
6 Gesto despectivo que se hace con los labios.

-Claro; todos vamos a formar parte del público -dijo lady Windermere-. Y ahora míster Podgers, no deje de decirnos algo agradable. Lord Arthur es uno de mis favoritos privilegiados.
Pero cuando míster Podgers vio la mano de lord Arthur, palideció notablemente, y no dijo nada. Un estremecimiento pasó por él, y sus espesas cejas se fruncían nerviosas, denotando aquella irritabilidad que se apoderaba de 61 cuando se sentía perplejo. Entonces aparecieron unas gotas de sudor en su frente amarillenta, semejaban un rocío malsano, y sus gruesos dedos estaban fríos y pegajosos.
A lord Arthur no escaparon estos síntomas de agitación y ansiedad, y por primera vez en su vida, sintió miedo. Su primer impulso fue el de escapar de aquel salón, pero se contuvo. Era mejor conocer la verdad, aunque fuese lo peor, fuese lo que fuese, que quedar en una odiosa incertidumbre.
-Estoy esperando, míster Podgers -dijo.
-Todos estamos esperando -exclamó lady Windermere, con aquella manera brusca e impaciente que la caracterizaba. Pero el quiromantico no contestó palabra.
-Creo que Arthur también debería estar en la escena -dijo lady Jedburgh y claro, eso, después de su regaño, míster Podgers teme decírselo.
De pronto míster Podgers soltó la mano derecha de lord Arthur, y le tomó la izquierda, inclinándose tanto para examinarla, que los aros dorados de sus lentes casi la tocaban. Por un instante su rostro pareció una blanca máscara de horror, pero en seguida recobró su sangfroid,7 y mirando a lady Windermere, dijo con una sonrisa forzada:

7 Sangre fría.

-Es la mano de un joven encantador.
-¡Por supuesto que sí! -replicó lady Windermere-, ¿pero será también un esposo encantador? Eso es lo que quiero saber.
-Todos los jóvenes encantadores, lo son -dijo míster Podgers.
-Yo no creo que un esposo deba ser tan fascinante -murmuró lady Jedburgh con aire pensativo-, es tan peligroso. . .
-Criatura querida, nunca son tan fascinantes como para eso -contestó lady Windermere- pero lo que yo quiero saber son detalles.

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