Una mujer sin importancia (Oscar Wilde) Libros Clásicos

Página 34 de 50

)
MISTRESS ARBUTHNOT.-¡Gerald!
GERALD.- ¿Qué, mamá? (Sale Lord Illíngworth con mistress Allonby.)
MISTRESS ARBUTHNOT.-Es tarde.Vámonos a casa.
GERALD.-Querida mamá, esperemos un poco más. ¡Lord Ilhngworth,es tan delicioso! Y a propósito, mamá, tengo que darte una gran sorpresa. Nos vamos a la India a finales de esta mes.
MISTRESS ARBUTHNOT.-Vámonos a casa.
GERALD.-Si realmente quieres, vámonos, mamá; pero antes debo decirle adiós a Lord Illingworth. Volveré dentro de cinco minutos. (Sale.)
MISTRESS ARBUTHNOT.-Que me abandone si quiere, pero no con él... ¡No con él! No podría soportarlo. (Pasea de un lado para otro. Entra Hester.)
HESTER.-¡Qué hermosa es la noche, mistress Arbuthnot!
MISTRESS ARBUTHNOT.-¿De veras?
HESTER.-Mistress Arbuthnot, yo deseo que seamos amigas. ¡Es usted tan diferente de las demás mujeres que hay aquí! Cuando entró en el salón esta noche trajo con usted la sensación de lo que es bueno y puro en la vida. He sido tonta. Hay cosas que se tiene derecho a decir, pero que no deben decirse fuera de lugar y a gente indigna.
MISTRESS ARBUTHNOT.-Oí lo que dijo. Estoy de acuerdo con ello, miss Worsley.
HESTER.-No sabía que lo hubiese oído. Pero sabía que estaría de acuerdo conmigo. Una mujer que ha pecado debe ser castigada, ¿verdad?
MISTRESS ARBUTHNOT.-Sí.
HESTER.-Y no debía permitírsele entrar en la sociedad de los hombres y mujeres buenos.
MISTRESS ARBUTHNOT.-No debía permitírsele.
HESTER.-Y el hombre debe ser también castigado.
MISTRESS ARBUTHNOT.-Del mismo modo. Y los hijos, si existen, ¿también?
HESTER.-Sí; es justo que los pecados de los padres caigan sobre los hijos. Es una ley justa. Es la ley de Dios.
MISTRESS ARBUTHNOT.-Es una de las terribles leyes de Dios (Va hacia la chimenea.)
HESTER.-¿Siente usted que su hijo la deje, mistress Arbuthnot?
MISTRESS ARBUTHNOT.-Sí.
HESTER.-¿Le agrada que se vaya con Lord Illingworth? Desde luego tendrá posición y dinero; pero la posición y el dinero no lo son todo, ¿verdad?
MISTRESS ARBUTHNOT.-No son nada; traen la miseria.
RESTER.-Entonces ¿por qué deja que su hijo se vaya con él?
MISTRESS ARBUTHNOT.-Lo desea.
HESTER.-Pero si usted le pidiera que se quedase, ¿lo haría?
MISTRESS ARBÜTHNOT.-Tiene mucha ilusión en su viaje.
HESTER.-No le negaría a usted nada. La ama demasiado. Pídale que se quede. Déjeme que le diga que venga a hablar con usted. En este momento está en la terraza con Lord Illingworth. Los oí reír cuando pasaba por el salón de música.
MISTRESS ARBUTHNOT.-No se moleste, miss Worsley; puedo esperar.

Página 34 de 50
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: