Página 35 de 164
Pero Roberto fue indemnizado por la
última mirada de Lucía, en la que leyó la formal confirmación
de la promesa que había logrado arrancarle.
E R N E S T O D A U D E T
50
VI
Después de marcharse Roberto, las dos hermanas se
quedaron un momento en silencio, como si sólo guardán-
dole pudieran reponerse de sus emociones. Acaso también,
Clara esperaba confidencias que no se atrevía a solicitar de su
hermana, y ésta, obligada a hacérselas, buscaba cómo podría
anunciarle su resolución de ir a Chambery y demostrarle la
necesidad de ese viaje.
-¿No te parece, querida mía -dijo Lucía por fin, -que
Mausabré ha estado muy cruel con Roberto? No haberse
contentado con llenarle de reproches y haber querido aún
hacerle prender, es horrible.
-Sí, es horrible -respondió Clara. -Pero él ha sufrido mu-
cho por su nieto y, al encontrarle aquí, ha debido de sentir
más vivamente su sufrimiento. Sea lo que haya dicho y he-
cho, es más de compadecer que de vituperar. Además, el se-
ñor de Dalassene ha sido muy imprudente tratando de verte.
-Su imprudencia es una prueba de su solicitud para
conmigo. ¿Se le puede acusar por el paso que ha dado, cuan-
do ha tenido por objeto conjurar nuestra ruina? Si él no me
H A C I A E L A B I S M O
51
hubiera advertido, se habrían acabado las propiedades del
señor de Entremont en Saboya.
-Hubieras sido advertida por las gacetas -objetó Clara.
Además, la advertencia de Dalassene resultará inútil y no im-
pedirá la confiscación de vuestros bienes.
-A no ser que me vuelva a Chambery.
-¿Piensas en tal viaje, Lucía, cuando el populacho reina
en nuestro país? Ir a Chambery es entregarnos a él.
-Tú te quedarás en Turín con la Gerard. En cuanto a mí,
protegida por Roberto, no tendré nada que temer.
-¿Te vas a confiar a él?
-Estoy decidida -declaró Lucía, aprovechando la ocasión
que se le ofrecía de revelar su proyecto. -Todo está conveni-
do con él; nos vamos juntos esta noche.