Discurso sobre economía política (Jean Jacques Rousseau) Libros Clásicos

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En efecto, ¿no consiste el compromiso del cuerpo de la nación en proveer con el mismo cuidado a la conservación del último de sus miembros y a la de todos los demás? ¿Y es menos causa común la salvación de un ciudadano que la de todo el Estado? Si se nos dijera que es bueno que alguien perezca por todos, yo admiraría tal sentencia si la pronunciara un digno y virtuoso patriota consagrado voluntariamente y por deber a morir por la salvación de su país; pero si llegara a mis oídos que se le permite al gobierno sacrificar a un inocente para salvar a la multitud12,tomaría esta máxima como una de las más execrables que jamás haya inventado la tiranía, como la más falsa que proponerse pueda, como la más peligrosa que pueda admitirse y como la más directamente opuesta a las leyes de la sociedad. En lugar de que uno debiese perecer por todos, todos comprometieron sus bienes y sus vidas en la defensa de todos a fin de que la debilidad particular estuviese siempre protegida por la fuerza pública y cada miembro por todo el Estado. Después de suponer que un individuo tras otro es suprimido del pueblo, exigidles a los partidarios de tal máxima que expliquen mejor lo que entienden por cuerpo del Estado y veréis que al final lo reducen a un pequeño número de hombres que no son el pueblo sino los oficiales del pueblo, los cuales, después de que se han obligado, por juramento particular, a perecer ellos mismos por la salvación del pueblo, pretenden probar de ese modo que es a éste a quien le toca perecer por la suya propia.
Para encontrar ejemplos de la protección que el Estado le debe a sus miembros y del respeto que le debe a sus personas, se han de buscar tan sólo en las más ilustres y arrojadas naciones de la tierra, pues casi sólo en los pueblos libres se conoce el valor de un hombre. Sabemos cuánta perplejidad embargaba a toda la república de Esparta cuando había que castigar a un ciudadano culpable. En Macedonia, la vida de un hombre era asunto de tanta
11 ¿Es ésta una velada alusión al derecho de resistencia contra la tiranía y la opresión? Difícil es decirlo con certeza. Nótese, sin embargo, la fuerte similitud entre este argumento y el desarrollado por J. Locke, no sólo en el último capítulo, sino también en el capítulo VII, # 91 de su Segundo Ensayo sobre el Gobierno Civil.

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