El Conde Lucanor (Juan Manuel) Libros Clásicos

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Et por ende dixo al conde:
-Señor conde Lucanor, sabet que este omne vos quiere engañar, dándovos a entender que el vuestro poder et el vuestro estado es mayor de cuanto es la verdat. Et para que vos podades guardar deste engaño que vos quiere fazer, plazerme ía que sopiésedes lo que contesçió a un cuervo con un raposo.
Et el conde le preguntó cómo fuera aquello.
-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, el cuervo falló una vegada un grant pedaço de queso et subió en un árbol porque pudiese comer el queso más a su guisa et sin reçelo et sin enbargo de ninguno. Et en cuanto el cuervo assí estava, passó el raposo por el pie del árbol, et desque vio el queso que el cuervo tenía, començó a cuidar en cuál manera lo podría levar de’l. Et por ende començó a fablar con él en esta guisa:
-Don Cuervo, muy gran tiempo ha que oí fablar de vós et de la vuestra nobleza, et de la vuestra apostura. Et como quiera que vos mucho busqué, non fue la voluntat de Dios, nin la mi ventura, que vos pudiesse fallar fasta agora, et agora que vos veo, entiendo que a mucho más bien en vos de cu­anto me dizían. Et porque veades que non vos lo digo por lesonja, también como vos diré las aposturas que en vos entiendo, también vos diré las cosas en que las gentes tienen que non sodes tan apuesto. Todas las gentes tienen que la color de las vuestras péñolas et de los ojos et del pico et de los pies et de las uñas, que todo es prieto, et por que la cosa prieta non es tan apuesta como la de otra color, et vós sodes todo prieto, tienen las gentes que es mengua de vuestra apostura, et non entienden cómo yerran en ello mucho; ca como quier que las vuestras péñolas son prietas, tan prieta e tan luzia es aquella pretura, que torna en india, como péñolas de pavón, que es la más fremosa ave del mundo; et como quier que los vuestros ojos son prietos, cuanto para ojos, mucho son más fremosos que otros ojos ningu­nos, ca la propriedat del ojo non es sinon ver, et porque toda cosa prieta co­norta el viso, para los ojos, los prietos son los mejores, et por ende son más loados los ojos de la ganzela, que son más prietos que de ninguna otra ani­malia.

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