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-Rella vivía en un cuarto de almacenamiento debajo de la estación de Transporte de Poseidón. Bueno, a veces vivía allí y a veces no estaba, claro... Era su base. Cuando pienso en ella siempre me la imagino en ese cuarto, aunque tardó un tiempo en llevarme hasta él. Cuando la vi por primera vez estaba en la plataforma, y yo debía tener unos doce o trece años. Volvía de los laboratorios de Menelao, donde supongo que habría estado haciendo alguna clase de trabajo u otro. Rella estaba hurgando en los cubos de basura.
-Se quedó inmóvil en cuanto me vio.
-¿Qué estás mirando? -me preguntó.
No podía soportar que la miraran mientras hurgaba en los cubos de basura. Rella nunca admitiría que hurgaba en Ios cubos de basura, aunque se pasaba la vida haciéndolo.
Me temo que no estoy siendo justo con ella Si quería, Rella podía conseguir un trabajo estable y conservarlo. Recuerdo que trabajó como limpiadora algunas temporadas, y también trabajó en las cocinas y los jardines hidropónicos. Pero no conseguía mantener su atención centrada en el trabajo, ¿entiendes? Tarde o temprano siempre acababa volviendo a los cubos de basura y empezaba a hurgar dentro de ellos.
-¿Qué estás mirando? -dijo.
Tenía una voz espantosa, una ruina de voz medio humo y medio gravilla que parecía capaz de atravesarme hasta la médula de los huesos. No sé por qué me habló, qué vio de especial en mí o por qué no se limitó a ignorarme como hacía con todo el mundo. El transporte del primer turno había llegado hacía poco y había gente por todas partes. Supongo que yo fui la única persona que se detuvo a mirarla en vez de pasar de largo junto a ella como si no existiera.
Aquella primera vez me fui sin decirle nada. Me sentí terriblemente incómoda.
-¿Se te ha comido la lengua el gato? -gritó Rella mientras me alejaba.
No tenía ni idea de a qué se refería.
EN LA LUNA NO HABIA PERROS, ¿VERDAD? SUPONGO QUE TAMPOCO DEBIA HABER GATOS.
Nunca vi ninguno, pero después de ese primer encuentro no paraba de tropezarme con Rella. Era como si estuviese por todas partes... Iba y venía de un lado a otro para que nadie pudiera prever sus movimientos. Si la hubiesen pillado la habrían metido en Imbrium o en algún otro sitio parecido.