El castillo de lindabridis (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

Página 18 de 66

si de darme muerte tratas?
¿Cómo viviendo me matas,
si muriendo no lo hiciste?
Si piadoso entonces fuiste,
¿cómo ahora eres tirano,
y tienes, crüel e inhumano,
siendo amigo y enemigo,
en una mano el castigo
y el favor en otra mano?
CLARIDIANA: Como, cuando muerto estabas,
tu muerte, Febo, sentía;
cuando estás vivo, la mía.
Que tú la muerte me dabas.
Muerto, lástima causabas;
vivo, causas pena; así
puedes argüir aquí
mis desdichas, pues es cierto
que tú, ni vivo ni muerto,
no eres bueno para mí.
FEBO: Si vivo ni muerto espero
vencer rigor tan esquivo,
si te he de enojar si vivo,
si te he de ofender si muero,
defender mi vida quiero.
Siente el verme vivo, pues
medio para los dos es
hacer que el rigor dilates,
y que ahora no me mates,
si me has de llorar después.
Una herida, que he sacado
del mar, no importa.
CLARIDIANA: ¡Ay de mí!
¿Herido estás, Febo?
FEBO: Sí.
Mas ¿qué cuidado te ha dado?
CLARIDIANA: Lo que es piedad no es cuidado.
FEBO: Pues si piedad sola ha sido,
riñe.
CLARIDIANA: Soy tan atrevido
que con ventaja no quiero.
Cúrate y cobra primero
sangre y fuerza que has perdido;
que yo te buscaré.
FEBO: Pues
guíame a esa torre bella.
CLARIDIANA: Eso no; no has de ir a ella.
FEBO: ¿Por qué?
CLARIDIANA: Porque el sitio es
de Lindabridis.
FEBO: Tus pies
mil veces me da a besar.
Piadosos son fuego y mar.
CLARIDIANA: ¿Mucho?
FEBO: Sí.
CLARIDIANA: Pues el acero
esgrime; que ya no quiero
que te vayas a curar.
FEBO: Pues ya no quiero reñir
yo; que, a su vista, es perder
las esperanzas de ser
su dueño; y pues argüir
puedo, a medio discurrir,
que celos la causa son
de tu pena y tu pasión,

Página 18 de 66
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:




Diccionario: