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ha podido... mas él llega;
y por si acaso escuchó
algo, hagamos la deshecha;
toma el instrumento y canta.
CÉSAR: (Está mi vida muy buena,
sabiendo que Federico
es quien su agrado merezca,
ahora para cantar.)
SERAFINA: ¿No vas?
CÉSAR: (¡Mal haya el que llega
a buscar sus celos, cosa
que se siente si se encuentra!)
SERAFINA: Canta, por mi vida, un tono.
CÉSAR: Pues obedecer es fuerza,
cantaré, como el cautivo,
con el son de la cadena.
Toma CÉSAR el instrumento. Salen FEDERICO,
escuchando lo que se canta, y PATACÓN. Canta
CÉSAR: "Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta venir,
porque el placer del morir
no me vuelva a dar la vida."
FEDERICO: Sin duda, por mí, oh hermosa
deidad desta verde esfera,
el concepto se escribió,
pues yo...
SERAFINA: Suspended la lengua,
Federico (inclinación
o lástima o sangre o deuda,
por más que tú te declares,
haré yo que él no te entienda);
que no sé qué urbanidad
impedir a nadie sea
el gusto con que a otro escucha.
FEDERICO: Quizá es pensión de su estrella
quien a otro escucha con gusto
que a mí me escuche con pena.
SERAFINA: Pues porque no sea pensión,
Celia, canta.
FEDERICO: Cante Celia;
pues para que llore yo
¿qué importa que cante ella?
Canta
CÉSAR: "Ven, muerte, tan escondida
[que no te sienta venir,
porque el placer del morir
no me vuelva a dar la vida."]
FEDERICO: Sin duda esta letra, o bella
Serafina, por mi suerte
se escribió, puesto que en ella
se ve escondida una muerte
y declarada una estrella.
Si una ha de ser mi homicida,
máteme la declarada.
Y así, a quitarme la vida,
puesto que el morir me agrada...
CÉSAR Y FEDERICO:"...ven, muerte, tan escondida."
FEDERICO: Y, porque si muerto quedo,