Página 10 de 56
tomar estado mejor;
y uno y otro apartamiento
piadosa me remitió,
con que la dé el dote yo,
para entrarse en un convento.
Y aunque es verdad que yo estoy
tan pobre que he menester
buscarlo para comer,
enajenándome hoy
de la poca hacienda mía,
no sólo el dote la he dado,
mas renta la he situado;
tanto que este mismo día
de mis casas me he salido
al cuarto más pobre de ellas,
para don Mendo Torrellas,
por cumplir lo prometido.
Suplícoos, a vuestros pies
una y mil veces postrado,
que, pues ya el perdón ganado
de la parte, sólo es
parte vuestro real poder,
alcance en esta ocasión
para mi hijo el perdón
que ha llegado a merecer,
si no por sí ni por mí,
por tantos abuelos claros
que con nobles hechos raros
os lo están pidiendo aquí.
Volved a aquesas historias
los ojos, señor; veréis
mil héroes, a quien debéis
tantos triunfos, tantas glorias.
Duélaos esta nieve, viendo
que al pronunciar mis enojos,
con el llanto de mis ojos
la está el amor derritiendo.
Y si el afecto de un padre
no merece un perdón real,
duélaos una principal
mujer, su infelice madre,
muerta de pena y dolor.
Por quien sois me permitid
aquesta gracia.
REY: Acudid
a mi Justicia Mayor.
LOPE PADRE: Bien mi corta suerte indicia
que es forzosa mi desgracia,
pues cuando os pido una gracia,
me enviáis a la justicia.
REY: Si ante ella pasa el proceso
de los delitos, ¿no es bien
que ante ella conste también
el perdón?
LOPE PADRE: Yo lo confieso;
mas vaco ese cargo está.
Por muerte de don Ramón
no hay Justicia de Aragón.
REY: Sí hay; que hoy se publicará.
LOPE PADRE: Mis lágrimas y suspiros
os merezcan tanto bien.
REY: (¡Oh afectos de padre! ¿Quién Aparte