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NADIE FÍE SU SECRETO
Pedro Calderón de la Barca
Personas que hablan en ella:
* ALEJANDRO, prícipe de Parma
* Don CÉSAR
* Don ARIAS
* Don FÉLIX de Castelví
* LÁZARO, criado
* Doña ANA de Castelví
* NÍSIDA, dama
* ELVIRA, criada
* MÚSICO
* CRIADOS
* ACOMPAÑAMIENTO
JORNADA PRIMERA
Salen ALEJANDRO y don ARIAS
ALEJANDRO: Vila al dejar la carroza
y, haciendo su estribo oriente,
o fueron los soles dos
o el uno alumbró dos veces.
¿Nunca has visto errante al viento
preñada nube encenderse
y, parto de luz, un rayo
hacer giros diferentes,
que amenazando soberbios
la torre más eminente,
la más levantada punta
ambiciosos desvanecen?
Tal es el rayo de Amor;
con llama dulce, aunque ardiente,
por tocar lo más supremo,
deja el cuerpo, el alma enciende.
Yo, que desde el corredor
la miré, confusamente
vi engendrar rayos de fuego
en una esfera de nieve;
y confuso entre dos luces
de dos soles diferentes,
al más superior entonces
le tuve por menos fuerte.
Entró doña Ana en palacio,
que a ver a mi hermana viene,
con más donaires que nunca,
tan hermosa como siempre.
Seguí su luz con la vista,
notando curiosamente
que, si el hombre es breve mundo,
la mujer es cielo breve.
Al fin se puso a mis ojos,
y yo quedé como suele
temeroso caminante
que el camino en el sol pierde.
Mas no quedé tan ajeno
del suyo que no creyese
--tal fue la imaginación--
que la adoraba presente;
porque pintor el deseo
dio a la memoria pinceles,
al pensamiento colores,
con que desmintió lo ausente.
No sé si es amor, don Arias,
este fuego que me ofende;
que tiene mucho de amor