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aun vista en sombras, me postro.
DEMONIO Pues ya que en vides, en mieses,
en flores y en fuentes topo
defendidos los objectos 605
que en singular te propongo,
apesta el aire, que es
común aliento de todo:
perezca todo.
MEDUSA Sí haré,
ya al aire el veneno arrojo; 610
mas no, que a un ave, que llena
de gracia sulca sus golfos,
tan alta la Voluntad
la lleva, que de los rojos
rayos del sol coronada, 615
me ha deslumbrado.
DEMONIO ¿De modo
que, en agua, tierra, aire y fuego,
si tus temores recorro,
cristal, flor, ambiente y luz,
diciendo está lo imperioso 620
de ignociencia, gracia, y ciencia
y voluntad-
MEDUSA ¿Qué?
DEMONIO -que todos
los frutos que al hombre da
el cielo tienen su logro
en que las Virtudes sean 625
quien solicite[n] sus colmos?
MEDUSA ¿Eso dudas?
DEMONIO No lo dudo,
que a mi pesar lo conozco,
pues no nos queda resquicio
por donde entremos nosotros. 630
MEDUSA Sí queda.
DEMONIO ¿Cuál?
MEDUSA Este árbol,
en cuyo vedado tronco,
supuesto que no es ni ave,
ni flor, ni aliento, ni arroyo,
atrevidamente osada 635
mi mortal hechizo pongo.
DEMONIO Y yo el Árbol de la Muerte
desde este instante le nombro.
MEDUSA ¿Qué haremos para atraer
por aqueste sitio umbroso 640
a Andrómeda?
DEMONIO Su Albedrío,
poco de mí temeroso,
hacia aquí viene; y si yo
entre mis brazos le cojo,
ella se vendrá tras él; 645
y podrá ser que su hermoso
fruto-
MEDUSA Ya llega a ocultarte
tú, mientras yo en él me escondo,
a engañarla con la voz,
sin ver su muerte en mi rostro, 650
hasta que pierda la Gracia.
(Sale el ALBEDRÍO.)
ALBEDRÍO Nunca yo fuera curioso,
pues no me atreviera -antes
de saber si el señor monstruo
se habrá vuelto a la marina 655
calesa en que cabe él solo-