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el hombre le vio mil veces,
pero sola aquesta vez
es el abrazado el hombre
y el cordero el que lo ve.
INÉS: Salgamos presto de aquí.
ALONSO: ¿Quién dice que no?
INÉS: Que aunque
mi señor cerró las puertas,
bien salir los dos podréis;
arrojaos sin que os sientan
por este balcón. Ea, pues.
ALONSO: ¿Eso tenemos agora,
Inés? ¿Balconear, después
de una alacena?
INÉS: Esto es fuerza.
MOSCATEL: Y digas, la tal Inés,
¿es muy alto?
INÉS: Del segundo
cuarto no más; no aguardéis.
ALONSO: ¿Mas que me quiebro una pierna?
Hombres que enamoráis, ved;
si estos lances en quien ama
se dejan aborrecer,
en quien no ama, ¿qué será?
¡Mal haya quien quiere bien!
Vanse
FIN DEL ACTO SEGUNDO
ACTO TERCERO
Salen INÉS y BEATRIZ
INÉS: Porque del balcón habiendo
los dos Luzbeles caído...
BEATRIZ: ¡Ay, Dios! ¿Cómo, Inés, ha sido?
INÉS: ...llegaron con mucho estruendo
unos hombres, pretendiendo
conocerlos, y después
repararon (tanta es
de amo y mozo la destreza)
el uno con la cabeza
lo que el otro con los pies.
BEATRIZ: ¿Qué dices?
INÉS: Lo que ha pasado.
BEATRIZ: ¿Quién, Inés, te lo contó?
INÉS: Cuanto he referido yo
relación es de un crïado
del galán de pie quebrado,
como copla, que por ti
saltó del balcón.
BEATRIZ: Y di:
¿quién le vulneró?... le ha herido,
digo.
INÉS: Eso no se ha sabido.
BEATRIZ: ¿Doliente en fin yace?
INÉS: Sí;
pierna y cabeza llevó
quebradas, aunque ya está
mucho mejor.
BEATRIZ: ¿Quedará
claudicante?
INÉS: ¿Qué sé yo
que es claudicante? ¡Que no
has de perder vicio tal!
BEATRIZ: ¿Hay demencia? ¿Hay tosca igual?
Di, ¿el claudicante no es
hombre de alternados pies
que se ambula desigual?
INÉS: No sé lo que es ni que no;