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Arthur Conan Doyle
El Parásito
Aquellos que conocen a Conan-Doyle sólo a través de su más célebre personaje, Sherlock Holmes, conocen apenas una fracción de su obra literaria -y tal vez no la mejor. En el campo de la no-ficción, Conan Doyle escribió con autoridad sobre temas que van desde la fotografía hasta la Guerra de los Boers y desde la Primera Guerra Mundial hasta la injusticia judicial; escribió también sobre espiritualismo, en cuyos estudios se vio desafortunadamente atrapado en el engaño de las Hadas de Cottingley. En cuanto a la ficción no-Holmesiana de Conan-Doyle, ésta incluye sus historias del Profesor Challenger (El Mundo Perdido, El Cinturón Envenenado, etc.) inspirado en el profesor Rutherford de la Universidad de Edimburgo, en la misma forma en que Holmes se inspiraba en el profesor de Edimburgo Dr. Joseph Bell; del Brigadier Gerard, un personaje que fácilmente podría ser el modelo prototipo del Harry Flashman de George Macdonald Fraser; varias novelas históricas y numerosas historias cortas de horror y de lo sobrenatural. Una de tales historias de esta última categoría es El Parásito. A los ojos contemporáneos, la semblanza del hipnotismo de Conan-Doyle puede parecer casi jocosa -pero esa semblanza no contradice lo poco que sobre «mesmerismo» se sabía en la época en que lo escribió y, por esa razón, El Parásito es, discutiblemente, ciencia ficción más que fantasía. Es también uno de los comparativamente pocos ejemplos de ficcióntransformación en los cuales el cambio es de naturaleza mental más que física.
Capítulo 1 Marzo 24. Ya la primavera está plenamente entre nosotros. Afuera de la ventana de mi laboratorio el gran castaño está completamente cubierto de grandes brotes, glutinosos y espléndidos, algunos de los cuales ya han comenzado a despuntar en pequeños rehiletes. Al caminar por los senderos uno está consciente de las magníficas y silenciosas fuerzas de la naturaleza que trabajan a todo nuestro alrededor; la tierra mojada tiene aroma fecundo y delicioso; verdes vástagos emergen por todas partes, los tallitos están henchidos de savia y el húmedo y pesado aire inglés está impregnado de un ligero perfume resinoso. Botones en los setos, corderos más allá -¡la reproducción avanzando por todas partes! Puedo verlo en el interior y percibirlo a la distancia. También nosotros tenemos nuestra primavera cuando las pequeñas arteriolas se dilatan, la linfa fluye en rápida corriente y las glándulas trabajan con más fuerza, segregando y echando el resto.