El mercader de Venecia (William Shakespeare) Libros Clásicos

Página 1 de 65

EL MERCADER DE VENECIA
WILLIAM SHAKESPEARE


PERSONAJES

EL DUX DE VENECIA, pretendiente de Porcia.
EL PRÍNCIPE DE MARRUECOS, pretendiente de Porcia.
EL PRÍNCIPE DE ARAGÓN, pretendiente de Porcia.
ANTONIO, mercader de Venecia.
BASSANIO, amigo suyo.
GRACIANO, amigo de Antonio y Bassanio.
SALANIO, amigo de Antonio y Bassanio.
SALARINO, amigo de Antonio y Bassanio.
LORENZO, enamorado de Jessica.
SHYLOCK, judío rico.
TUBAL, judío, amigo suyo.
LAUNCELOT GOBBO, bufón, criado de Shylock.
EL VIEJO GOBBO, padre de Launcelot.
LEONARDO, criado de Bassanio.
BALTASAR, criado de Porcia.
STEPHANO, criado de Porcia.
PORCIA, rica heredera.
NERISSA, doncella suya.
JESSICA, hija de Shylock.
Magníficos de Venecia, Funcionarios del Tribunal de Justicia, un Carcelero, Criados de PORCIA y
otras personas del acompañamiento.

ESCENA. -Parte en Venecia y parte en Belmont, residencia de PORCIA, en el Continente.

Acto I
Escena I

Venecia. -Una calle.
Entran ANTONIO, SALARINO y SALANIO.
ANTONIO.- En verdad, ignoro por qué estoy tan triste. Me inquieta. Decís que a vosotros os
inquieta también; pero cómo he adquirido esta tristeza, tropezado o encontrado con ella, de
qué substancia se compone, de dónde proviene, es lo que no acierto a explicarme. Y me ha
vuelto tan pobre de espíritu, que me cuesta gran trabajo reconocerme.
SALARINO.- Vuestra imaginación se bambolea en el océano, donde vuestros enormes
galeones, con las velas infladas majestuosamente, como señores ricos y burgueses de las olas,
o, si lo preferís, como palacios móviles del mar, contemplan desde lo alto de su grandeza la
gente menuda de las pequeñas naves mercantes, que se inclinan y les hacen la reverencia
cuando se deslizan por sus costados con sus alas tejidas.
SALANIO.- Creedme, señor; si yo corriera semejantes riesgos, la mayor parte de mis afecciones
se hallaría lejos de aquí, en compañía de mis esperanzas. Estaría de continuo lanzando pajas al
aire para saber de dónde viene el viento. Tendría siempre la nariz pegada a las cartas marinas
para buscar en ellas la situación de los puertos, muelles y radas; y todas las cosas que pudieran
hacerme temer un accidente para mis cargamentos me pondrían indudablemente triste.
SALARINO.- Mi soplo, al enfriar la sopa, me produciría una fiebre, cuando me sugiriera el

Página 1 de 65


Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:



Diccionario: