Una guirnalda de flores (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

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L. M ALCOTT
UNA GUIRNALDA DE FLORES


A R.A.LAWRENCE le dedica afectuosamente este librito, su agradecida amiga
L. M ALCOTT.

PREFACIO
Escribí estas historias para mi propio entretenimiento, durante un período de reclusión forzosa. Las flores, que eran mi solaz y placer, me sugirieron los títulos de los cuentos y dieron interés a mi trabajo.
Si mis lectoras encuentran un poco de belleza o alegría en estas flores vulgares, su vieja amiga no habrá creado en vano su Guirnalda.
L. M. ALCOTT. Septiembre, 1887.

FLORES DE MAYO

Como verdaderas hijas de Boston, habían fundado un club para incrementar su preparación intelectual, y, como todas ellas descendían de los Puritanos, le pusieron por nombre el Club Flor de Mayo. Era un nombre acertado, y las seis muchachitas que lo componían formaban un lindo ramillete cuando se reunían, una vez por semana, para coser y leer libros escogidos. En la primera reunión de la temporada, después de haber estado separadas todo el verano, charlaron y se contaron muchas cosas, antes de que se pusiera a discusión la pregunta:
-¿Qué vamos a leer?
Ana Winslow, que era la presidenta, comenzó por proponer "La dichosa Dodd", pero al oír que varias replicaban a coro:
-"Ya lo he leído", se vio obligada a buscar otro título en su lista.
-"Prisioneras de la pobreza" es un libro que trata de las obreras, una obra muy triste y muy real, pero mamá dijo que no haría bien el enterarnos de la vida tan dura que llevan otras muchachas -dijo Ana razonando juiciosamente, porque era una jovencita reflexiva y deseosa de cumplir con su deber en todos los aspectos.
-Prefiero no, enterarme de cosas tristes, ya que no puedo hacer algo, por mejorarlas ­replicó Ella Carver, pasando suavemente el dedo por las flores de manzano que bordaba en un paño de raso azul.
-Pero creo que, si nos propusiéramos realmente, podríamos hacer algo; ya veis cuántas cosas hizo Dodd, a pesar de que no era más que una muchacha pobre y no poseía ni la mitad de medios de hacer bien que tenemos nosotras -dijo Ana, contenta de discutir el asunto, porque había ideado un plan y quería preparar el camino para proponerlo a las demás.
-Sí, siempre me repito que tengo más comodidades, diversiones y cosas lindas de las que merezco, y que debería compartirlas con alguien.

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