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-Como el suyo -agregó Sally, con el rostro lleno de una admiración tan sincera, que no podía ofender.
Al ver que acababa de lograr una adepta, y sabedora de que las muchachas, como las ovejas, siguen sin falta a quien las encabeza, la señorita Orne no dijo nada más, sino que esperó a que la levadura surtiera efecto. Las demás, aunque consideraron que aquélla era una de las ideas de Sally, estaban interesadas en ver cómo le iba y se divirtieron en grande, cuando se fueron a la cama, presenciando sus fieles esfuerzos por imitar los movimientos rápidos y efectivos de su maestra. -¡Miren el molino! -exclamó Kitty, cuando todas, sentadas en la cama, se reían del balanceo de los largos brazos.
-Ese es el higiénico ejercicio del codo, y ese otro el Paso Acelerado Orne, mezcla de brinco del saltamontes y el resbalón de la chinche de agua -agregó Julia, tarareando a compás del movimiento del pie de su amiga.
-Esta se llamará la gimnasia del Jersey, y escribiremos la primera palabra con gota, queridas -declaró Nelly, y el nombre fue recibido con todo el aplauso que las jovencitas se atrevían a ofrecer a esa hora.
-Rían no más, pero ya verán cómo todas siguen mi ejemplo, tarde o temprano, cuando yo me convierta en un modelo de gracia, vigor y belleza -replicó Sally, mientras se dirigía a su cama recorrida por un delicioso bienestar que, desde su cabeza caliente, iba a entibiar sus pies fríos y le traía el sueño sano y reanimador que tanta falta le hacía.
Este fue el principio de un nuevo orden de cosas, pues la señorita Orne aportaba su energía a otros asuntos, aparte de la gimnasia, y nadie se atrevió a oponerse a ella cuando Madame hizo oídos sordos a todas las quejas, diciendo:
-Obedézcanla en todo y no me molesten.
En lugar del té y del café, aparecieron jarros de leche fresca; rara vez se veían tortas y paste-les, sino pan del mejor, budines sencillos y fruta en cantidad.
Las habitaciones fueron ventiladas, las camas de pluma enviadas al desván y abolidas las cortinas gruesas. Irrumpieron el sol y el aire, y por la mañana, grandes vasijas llenas de agua aparecieron sugestivamente junto a las puertas. Se adelantó el horario, y casi todas las muchachas salían de caminata, pues la maestra preparaba el cebo con habilidad, y siempre tenía algún proyecto agradable para hacer invitadoras tales expediciones.