Las Mujercitas se casan (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

Página 131 de 229

Altivos ingleses,
7 Paseo de los Ingleses.

franceses vivarachos, alemanes muy seriotes, hermosos españoles, feísimos rusos, humildes judíos y desenfadados americanos pasean por allí en coche, se sientan o caminan sin prisa, charlando, comentando las noticias, criticando a la última celebridad llegada, que tanto puede ser Dickens como Víctor Manuel, la reina de las Islas Sandwich o el Agha Khan. Los coches son tan variados como la concurrencia y atraen la atención tanto como aquélla, especialmente las "canastitas" que manejan muchas señoras con un tiro de briosos "ponies".
En este paseo, el día de Navidad, caminaba despacio un joven alto, con las manos atrás y una expresión algo ausente en el rostro. Su físico era el de un italiano, su traje el de un inglés y su aire independiente completamente americano, combinación que hizo dar vuelta a varios pares de ojos femeninos con miradas de aprobación, mientras que varios "dandies" se encogían de hombros fingiendo indiferencia cuando en realidad lo estaban envidiando. Había abundancia de caras bonitas que admirar, pero nuestro hombre no las tenía en cuenta más que para echar una mirada de cuando en cuando a una chica rubia o vestida de celeste. Al poco rato se salió del Paseo y se detuvo un momento en el cruce, como vacilando entre ir a escuchar la banda en el Jardín Publique o vagar un poco más. De pronto, el trote rápido de unos ponies le hizo levantar la vista, pues bajaba por la calle uno de aquellos cochecitos­canasta con una sola dama, que era joven, rubia y vestida de celeste. El muchacho miró un momento y pareció despertar de repente. Agitando el sombrero como un chico corrió al encuentro de la damita rubia.
-¡Oh, Laurie!, ¿de veras eres tú? ¡Creí que nunca llegarías!... -gritó Amy, dejando caer las riendas y extendiendo ambas manos para saludarlo.
-Me demoré en el camino, pero te había prometido que pasaría la Navidad contigo y aquí estoy.
-¿Cómo está tu abuelo? ¿Cuándo llegaste? ¿Dónde paras?
-Muy bien, anoche, en el Negresco. Llamé a tu hotel pero me dijeron que habían salido todos.
-Tengo tantas cosas que decirte que no sé por dónde empezar. Sube y podremos conversar tranquilos, porque no iba más que a pasear, y estaba ansiando compañía, pues Flo se quedó reservándose para la noche.
-¿Qué pasa esta noche, un baile?

Página 131 de 229
 


Grupo de Paginas:             

Compartir:



Diccionario: