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Al saber esta mañana por mi conducto una muerte tan inesperada
27 Esta cajita contenía todas las cartas relacionadas con su aventura con monsieur de Valmont.
de dos personas de su amistad, se ha puesto mala y la he hecho guardar cama. Espero, sin embargo, que esta indisposición no tenga consecuencia. A sus años no se tiene aún la costumbre del dolor, y estas impresiones son más vivas y fuertes. Esta sensibilidad tan activa es, sin duda, una cualidad laudable; pero, ¡de qué modo todo lo que vemos nos enseña a temerla!
Adiós, mi querida y digna amiga.
París, 9 de diciembre de 17...
CARTA CLXVI
EL SEÑOR BERTRAND A LA SEÑORA DE ROSEMONDE
Señora: a consecuencia de las órdenes que vuestra merced ha tenido a bien comunicarme, he tenido la honra de ver al señor presidente de... y le he enseñado la carta de vuestra merced, previniéndole que, según sus deseos, obraría conforme a los consejos que él me diese. Este respetable magistrado me ha encargado que llame la atención de vuestra merced sobre lo mucho que perjudicaría a la buena memoria de su sobrino, cuya honra padecería sin duda por la sentencia del tribunal, la causa que intenta contra el caballero Danceny. Su opinión es, pues, que vuestra merced debe abstenerse de toda gestión; y que si hay algo que hacer es, por el contrario, tratar de evitar que el ministerio público tenga conocimiento de esta desgraciada aventura que ya ha cundido demasiado.
Estas observaciones me han parecido muy prudentes, y yo he decidido esperar nuevas órdenes de vuestra merced.
Permítame, señora, que le suplique que, aI tiempo de transmitírmela, me dé noticias acerca del estado de su salud, por la cual abrigo ciertos temores, después de tantas penas. Espero que vuestra merced perdonará esta libertad a mi lealtad y a mi celo.
Soy de vuestra merced, señora, con respeto, etc.
París, 10 de diciembre de 17...
CARTA CLXVII
ANÓNIMO AL CABALLERO DANCENY
Señor: tengo la honra de prevenirle de que esta mañana, en la Audiencia, han hablado los agentes de la justicia de la cuestión que usted ha tenido en estos días con el señor vizconde de Valmont; y de que es de temer que el ministerio público intervenga en este asunto. He creído que esta advertencia podría serle útil, ya para invocar el auxilio de sus protectores, y evitar así enojosas consecuencias, ya para poder, en el caso de que no fueran eficaces las influencias, tomar las necesarias precauciones personales.