Historia de la Conquista del Perú y de Pizarro (Henri Lebrún) Libros Clásicos

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la razón en el hecho de tres simples particulares, establecidos en una
colonia [30] que data apenas de algunos años, que deliberan tranquilamente
y toman a sangre fría la resolución de descubrir y subyugar vastos y
poderosos imperios.
El jefe y la principal esperanza de esta extraña confederación era un
soldado aventurero llamado Francisco Pizarro, que va a desempeñar un
importante papel en esta historia. Pizarro era hijo ilegítimo de un
gentilhombre de buena familia y de una mujer del pueblo. Nació en
Trujillo, población importante de Extremadura, donde pasó sus primeros
años, completamente abandonado por sus padres, que ni siquiera le hicieron
dar los primeros principios de la educación más común. Esta ignorancia fue
para el conquistador del Perú una causa siempre nueva de pesares y de
mortificaciones. Sin duda su padre le creía poco capaz de elevarse sobre
la condición de su madre, puesto que desde que tuvo fuerzas para ello, le
empleó en guardar los cerdos de sus haciendas. El joven Pizarro no pudo
sobrellevar las molestias de esta innoble ocupación, tan poco en armonía
con los sentimientos de ambición que llenaban su alma, y aprovechando la
primera ocasión para substraerse a la vigilancia paterna, se alistó en una
compañía de infantería que pasaba a Italia. Sirvió por espacio de algunos
años, y llegó a ser un buen soldado; mas hallándose sin apoyo, sin
protección, sin fortuna, sin los conocimientos más [31] precisos, es
probable que hubiera pasado toda su vida en aquel humilde empleo, si el
descubrimiento de América no hubiese venido a abrir un vasto campo a su
espíritu emprendedor y ambicioso.
Y en efecto, en aquel siglo, fecundo en fortunas rápidas, no había
aventurero que no desease pasar al Nuevo Mundo, donde podía desplegar los
talentos que de la naturaleza recibiera y adquirir fortuna y renombre. Por
otra parte el carácter novelesco de las expediciones a América se
hermanaba perfectamente con el genio impetuoso y la imaginación ardiente
de un aventurero. Así pues Pizarro siguió el ejemplo de un gran número de
sus hermanos de armas, y se embarcó para el Nuevo Mundo, donde pronto
llamó la atención de sus jefes por su carácter resuelto y por su
inclinación a lanzarse a las más arriesgadas empresas.

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